A pesar de las circunstancias impuestas por la pandemia, la Navidad en Belén mantuvo sus actos y ritos, incluso con la presencia del patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, en su primera aparición pública una vez concluida la cuarentena a la que se debió someter por haber contraído el covid.
El patriarca realizó el tradicional recorrido del día 24 desde su sede hasta Belén, saludando a diversas autoridades religiosas y civiles, católicas y de otras comunidades cristianas en las diferentes etapas: el convento greco-ortodoxo de Mar Elias, la tumba de Raquel, etc., hasta llegar a la basílica de la Natividad.
Aunque la asistencia del público fue restringida, numerosas personas saludaron al flamante patriarca en sus primeras Navidades como titular de la sede.
Las Primeras Vísperas en la iglesia de Santa Catalina y la procesión en la Gruta de la Natividad dieron paso a la misa de medianoche en la basílica, con el repique de campanas para saludar el nacimiento del Salvador. No hubo público, pero sí delegaciones de los cristianos locales y autoridades, entre ellas los cónsules generales de España, Italia, Francia y Bélgica, tradicionales apoyos de Tierra Santa.
En su homilía, monseñor Pizzaballa recordó las circunstancias que se viven, pero sin caer en la desesperanza: «¡Aquí y ahora estamos viviendo una hora de gracia! Ninguna noche tiene la última palabra sobre nuestra historia y la historia de la humanidad. Los cristianos sabemos que en el fondo de nuestras crisis, dentro de nuestras oscuridades, en medio de nuestras debilidades, nació un niño que es un Dios poderoso, y que con Él comenzó una nueva historia de confianza y esperanza, de renacimiento y de resurrección«.
«Lo que sucedió aquí hace dos mil años», insistió, «no es una fábula ni un mito, sino el inicio de una nueva historia de la cual, si queremos, podemos ser los protagonistas. La vida que comenzó en Belén derrotó a la muerte y nos autoriza a esperar en esa victoria que sigue cumpliéndose».
Luego, y acompañado en procesión por los franciscanos de la Custodia, el patriarca llevó en brazos una imagen del Niño para una última oración en la gruta de la Natividad.
Con información de Beatrice Guarrera, de la Custodia de Tierra Santa.
Galería fotográfica de Nadim Asfour.