El pasado viernes 23, en torno a un millar de niños y jóvenes de las escuelas cristianas de Jerusalén, acompañados por sus profesores, recorrieron la Vía Dolorosa en la Ciudad Vieja para rezar por la paz.
Se trató de un Via Crucis organizado por la Custodia de Tierra Santa y otras doce instituciones educativas, incluidas la anglicana y la armenia. Se celebraba bajo el lema El Camino de la Cruz… un camino de paz y, según recoge Catholic News Agency, contó con la presencia del Custodio, el franciscano Francesco Patton, y del padre Adolfo Tito Yllana, delegado apostólico en Palestina y Jerusalén.
El recorrido comenzó en la iglesia de la Flagelación. En las primeras ocho estaciones, tras la lectura de las Sagradas Escrituras y un momento de oración, unos niños liberaban dos palomas como símbolo de paz y libertad. Se llegó a la iglesia de San Salvador, donde se rezaron las seis últimas estaciones, y al final del Via Crucis el padre Patton dirigió a los presentes una breve meditación sobre el don que supone la persona de Jesús, que dio su vida por la humanidad, incluidos por aquellos que le persiguieron.
«Pidámosle la gracia de que nuestro corazón esté libre de odio y de deseo de venganza contra quienes nos hacen daño», exhortó el Custodio: «Pidamos la gracia de que sean derribados todos los muros construidos por la enemistad y el odio. Pidamos a Jesús, quien extendió sus brazos entre el Cielo y la tierra, nos ayude a construir un puente de paz mediante nuestro compromiso con la paz y la reconciliación en Tierra Santa y en todo el mundo».
Monseñor Yllana impartió la bendición final con la reliquia de la Santa Cruz.
En declaraciones posteriores a los medios, el padre Patton recordó que el Via Crucis es también una oración de esperanza: «En momentos en los que las personas parecen incapaces de llegar a un acuerdo, debemos llamar con insistencia a la puerta de Dios con nuestras oraciones, para que quienes pueden y deben encontrar una solución a esta guerra vuelvan a la razón».