El cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, ha lanzado un nuevo «llamamiento general» en socorro de Tierra Santa, ante su estado de «extrema necesidad«, rogando que sea tan eficaz («se salvaron muchas vidas y se alivió mucho sufrimiento») como la respuesta de los cristianos de todo el mundo durante los confinamientos y restricciones gubernamentales de 2020-21, la explosión del puerto de Beirut (Líbano) o el terremoto de Siria y Turquía.
La guerra desatada tras la masacre causada por el grupo terrorista Hamás en Israel estalló hace tres semanas y esta crisis «no sólo ha causado muerte, destrucción y hambre en Gaza, sino también un elevado desempleo, especialmente en la zona de Belén, y otros problemas sociales en toda Tierra Santa».
La crisis afecta a numerosas familias, que se resienten de la situación bélica interior y de la falta de peregrinos, y «a todas nuestras instituciones«, subraya Pizzaballa, «incluidas escuelas, hospitales y parroquias».
En la franja de Gaza, escenario principal de la guerra, los recursos materiales de los cristianos han sido compartidos «para incluir a nuestros vecinos que sufren y a los que se refugiaron en otros lugares»: «Lo compartimos prácticamente todo, desde alimentos y agua hasta medicinas y suministros. Hemos aprendido en estos tiempos difíciles que para reconstruir el mundo físico debemos construir y proteger la confianza entre las personas«.
Pizzaballa destaca que desde el primer momento cientos de personas de todo el mundo se han puesto en contacto con las instituciones católicas para ofrecer su ayuda: «Sabemos lo que tenemos que hacer, como hemos hecho de todo corazón en crisis anteriores, y sin duda volveremos a hacerlo. Por favor, ayúdennos a marcar una diferencia concreta y a construir el entorno necesario para que, en esta sociedad marcada por el odio, podamos volver a sembrar las semillas de la confianza, de la esperanza y del amor», concluye.