Carmelo López-Arias / Fundación Tierra Santa
El Rey Josías «hizo lo recto a los ojos de Yahveh y anduvo enteramente por el camino de David su padre», afirma la Biblia (2 Re 22, 2). El segundo libro de los Reyes describe su reinado sobre Judá entre 640 y 609 a.C., y su profunda reforma religiosa para limpiar todo rastro de cultos paganos. Entre otras cosas, «suprimió los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al Sol, a la entrada de la Casa de Yahveh, cerca de la habitación del eunuco Netán-Melék, en las dependencias, y quemó el carro del Sol» (2 Re 23, 11).
De este Netán-Melék, miembro de la corte de Josías, no existía hasta ahora ninguna referencia arqueológica. Pero dos arqueólogos, Ayyala Rodan y Sveta Pnik, han hallado una prueba en las excavaciones del aparcamiento Givati, en la Ciudad de David de la Jerusalén vieja.
Se trata de un pequeño sello de cerámica con la inscripción, escrita en paleo-hebraico, «(perteneciente) a Netán-Melék, sirviente del Rey«. Fue encontrado junto a otro sello de similar tamaño, pero fabricado en ágata azul. Ambos hallazgos son también importantes porque «hablan mucho sobre la Jerusalén de esa época», según dijo Yiftah Shalev, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel, a The Times of Israel.
Lo interesante es, sobre todo, la vinculación al lugar en el que fueron encontrados, explicó el doctor Shalev, pues la zona de excavaciones donde aparecieron es un antiguo centro administrativo de la Jerusalén de la época del Primer Templo, en los inicios de su expansión hacia el oeste, y por tanto «no es casualidad que hayan sido encontrados ahí» y aportan información y contexto sobre la historia anterior a la destrucción de la ciudad por los babilonios en 586 a.C.
Tanto Shalev como el profesor Yuval Gadot, de la Universidad de Tel Aviv, consideran que estos objetos son signo de «la estructura muy desarrollada del sistema administrativo del Reino de Judá» y sirven para comprender «el estatus económico de Jerusalén durante el periodo del Primer Templo, así como información personal sobre los funcionarios más próximos al Rey», como sería el citado Netán-Melék.
Aunque los arqueólogos no pueden afirmar con certeza absoluta que el Netán-Melék del sello encontrado sea el de la Biblia, «es imposible ignorar algunos detalles que los vinculan«, señala ese nombre yel que cita la Biblia, señala el doctor Anat Mendel-Geberovich, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. En efecto, los lingüistas confirman que el hecho de que tanto en el sello como en las Sagradas Escrituras aparezca citado sin apellido da idea de su importancia en el Reino de Judá, lo que concordaría con que su sello se encuentre precisamente en esa zona de la Ciudad de David.