El sábado 10 de septiembre el cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, ordenó arzobispo a monseñor Pierbattista Pizzaballa, tras su nombramiento como Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén en Tierra Santa.
“Muchos corazones en Tierra Santa, y particularmente en el territorio del Patriarcado Latino, tienen sed de justicia y de paz”, dijo el purpurado en su homilía de la misa que presidió en la catedral de Bérgamo, en el norte de Italia.
El cardenal Sandri entrega el báculo al nuevo obispo, como símbolo de su triple misión: gobernar, enseñar, santificar.
“Ser obispo para la Iglesia latina en Jerusalén, administrarla en nombre y por cuenta del Santo Padre, así como guiar la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa, es ciertamente una tarea ardua, pero que puede ser vivida llena de alegría y de serena determinación porque está anclada en la Palabra del Señor y no en nuestros proyectos humanos”, añadió el cardenal.
Pizzaballa, de origen italiano, sirve en Tierra Santa desde 1999, tuvo el cargo de Custodio Franciscano de Tierra Santa durante 12 años hasta el pasado mes de abril y en junio fue nombrado por el Papa Francisco Administrador Apostólico (temporal) hasta el nombramiento del nuevo Patriarca Latino de Jerusalén, tras la renuncia de Su Beatitud Fouad Twal por haber alcanzado el límite de edad de 75 años.
El padre Francisco Patton, nuevo Custodio de Tierra Santa, estuvo en la ceremonia de ordenación de su predecesor.
Sobre su servicio en Tierra Santa, el cardenal Sandri señaló que “en la fe queremos renovar la conciencia de que en esos lugares, bajo los frutos del pecado, de la violencia y de la miopía de mucho hombres y de muchos poderes del mundo, permanece la fuente colocada por Dios, que brota para dar alivio y la fertilidad. Es la presencia misma de Jesús que es el Viviente”.
Ministerio de luz y belleza
También indicó que por esto “el único instrumento en nuestras manos para evitar que los cristianos emigren del Medio Oriente o tengan proyectos no claros es encontrar siempre formas antiguas o nuevas para ser una Iglesia que esté afuera, que tenga en el corazón la promoción de espacios de encuentro y reconciliación”. La paz y la justicia son “dimensiones fundamentales de la vida humana y que antes de que reivindicar como derecho de los otros, deben desear y trabajar en las relaciones dentro de la Iglesia y entre las Iglesias, así como con los judíos y musulmanes”, añadió.
El cardenal alentó al nuevo Administrador Apostólico e hizo votos para que su episcopado "sea capaz de ponerse en camino, como está representado en la Basílica de la Natividad": "Para conducir al rebaño que se te ha confiado a encontrar, reconocer y servir al Verbo de la vida; tenga el coraje de meter siempre la propia mano, como Tomás, en el costado traspasado de Cristo Crucificado y Resucitado, para ser confirmado y confirmar en la fe a los hermanos. Que sea un ministerio de luz y de belleza, que no se asusta ante los retos que puedan presentarse”.
Por otro lado, agradeció a todas las personas que se esfuerzan en sostener la vida de la Iglesia en Tierra Santa.
El nuevo arzobispo ha escogido para su escudo de armas la representación de la ciudad de Jerusalén, tal como era en la Edad Media con los sellos del reino latino, el símbolo franciscano de los brazos de Cristo, de Francisco y el crismón.
Su lema es Mea sufficit tibi gratia, que quiere decir que la Palabra de Dios nos recuerda que debemos confiar únicamente en la gracia y nada más.