La Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén acogió el pasado 6 de mayo la fiesta del Hallazgo de la Santa Cruz. Las celebraciones consistieron en las Primeras Vísperas, el Oficio de la Vigilia nocturna, y la Misa Solemne el 7 de mayo por la mañana. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, presidió los actos.
La reliquia de la Santa Cruz fue llevada en procesión hasta la gruta donde fue encontrada y donde se celebró la misa. En su homilía, Patton subrayó la importancia del lugar: «Estamos en el corazón de la antigua cantera de piedra que conserva los restos del Calvario arriba, un poco más abajo alberga el Sepulcro y aquí, donde estamos celebrando, conserva el recuerdo del descubrimiento de la Vera Cruz por la reina Santa Elena».
«El sepulcro sigue hablándonos»
«Es como si este complejo lugar que es la Basílica del Santo Sepulcro fuera testimonio de un intento progresivo de eliminar primero físicamente a Jesucristo y luego de borrar su memoria. Pero es un intento condenado al fracaso, desde el principio», apuntó Patton.
«Es un signo de esperanza para los cristianos que, cuando parecen estar sufriendo momentos de persecución, no deben desanimarse en los momentos de prueba: Es porque están entrando en el misterio pascual junto con Jesús. El sepulcro vacío sigue hablándonos y atrae a millones de fieles, ofreciéndoles la posibilidad de tener la misma experiencia que el apóstol Juan, es decir, de ver el sepulcro vacío y de creer que Jesús ha resucitado», añadió.
Para el custodio de Tierra Santa, el Santo Sepulcro es un signo. «El mundo entero viene aquí porque, como leemos también en el Evangelio de San Juan en la celebración de hoy, Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. Aquí está todo el mundo que necesita salvación, que necesita sentido y que necesita esperanza», concluyó.
El fraile franciscano Pius Kaliski, comentó a Christian Media Center: «Mucha gente viene aquí, al Santo Sepulcro. Yo también he venido con este grupo, porque quería participar en la fiesta del hallazgo de la Santa Cruz, esta gran fiesta que nos recuerda lo que el Señor ha hecho por nosotros«.
Al término de la celebración, sacerdotes, fieles de la comunidad local y peregrinos se dirigieron en procesión con la reliquia de la Santa Cruz hasta el Edículo. La procesión dio tres vueltas alrededor de la tumba vacía: pétalos de rosa e incienso precedieron el paso de la preciosa reliquia, que luego fue expuesta para la veneración de los fieles en el interior de la Capilla de la Aparición.