El pasado jueves 8 de junio tuvo lugar en el espacio The Square de la Universidad Francisco de Vitoria, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), una cena convocada por la Fundación Tierra Santa con la que agradecer a los asistentes el apoyo demostrado durante años al Magdala Center de Tierra Santa. En el acto, el padre Juan Solana, director de Magdala Center, presentó los nuevos proyectos que se están poniendo en marcha a orillas del lago Tiberíades, así como las iniciativas que apoyará la Fundación en los próximos meses.
Previamente a la cena tuvo lugar la Santa Misa, que concelebraron los padres Javier Cereceda (director territorial de los Legionarios de Cristo en España), Juan Solana, Arturo Díaz y Florencio Sánchez. En su homilía, el padre Solana agradeció a todos los presentes su ayuda para que Magdala fuese lo que hoy es y pidió oraciones para que Dios siga bendiciendo un proyecto providencial para las almas, así como las nuevas iniciativas que iba a presentar minutos después.
Tras la ceremonia religiosa, y antes de pasar al comedor, hubo un cóctel de bienvenida en una sala adyacente al comedor, donde se expuso una copia de la célebre Piedra de Magdala y se ofrecían a la venta diversos objetos devocionales, vídeos y libros relacionados con Tierra Santa.
Tanto antes de la cena, que bendijo el padre Cereceda, como a los postres, el padre Solana hizo un breve recuerdo de lo que ha supuesto la construcción del complejo de Magdala, con la iglesia Duc in Altum y el hotel para peregrinos. Tuvo unas palabras especiales de reconocimiento a los donantes españoles (más de nueve mil), pues aportaron el 21% de los más de 72 millones de dólares recibidos.
Pero Magdala es una realidad en marcha. Tras recordar que en 2033 se celebrarán los dos milenios de la Resurrección del Señor, que caminó por los lugares donde ahora se excava y construye, el padre Solana expuso algunas de las necesidades más imperiosas, como un alojamiento apropiado para las consagradas del Regnum Christi que allí viven y para los voluntarios, que son una parte fundamental para el sostenimiento de esta obra.
También es necesario un restaurante que atienda debidamente a los peregrinos y, sobre todo, una residencia sacerdotal que coadyuve al gran objetivo espiritual que planteó el padre Solana a todos los presentes: patrocinar que cada año visiten Tierra Santa mil sacerdotes. El director de Magdala Center expresó su convicción de que esto potenciaría extraordinariamente su predicación, porque «no se habla igual del Evangelio después de haber conocido donde sucedió».
El gran instrumento para ello ha de ser la Familia de Magdala, que se ha manifestado de forma espectacular con las peregrinaciones virtuales, seguidas por decenas de miles de personas. Una iniciativa que partió de los confinamientos de 2020 y 2021, cuando Tierra Santa se quedó sin peregrinos, y que se ha demostrado un vínculo eficaz no solo con Magdala, sino de los participantes entre sí.
La Familia de Magdala se define como «una comunidad inspirada en el encuentro con la espiritualidad de Magdala y comprometida con la expansión del reino de Dios en el mundo».
Y es una comunidad que no es pequeña. En los últimos tres años el canal de Youtube de Magdala se va acercando al cuarto de millón de suscriptores, con 50 millones de visionados (de las peregrinaciones virtuales y de otros que transmiten la actualidad y la espiritualidad de Magdala); en Facebook se acerca a los 131.000 seguidores; y son 17.000 en Instagram.
Tal es la vibración que transmite Magdala, comentó el padre Solana, que se han multiplicado los grupos paralelos y comunidades virtuales de entusiastas, creadas por ellos mismo de forma independiente del Magdala «oficial». Suman hasta 85.000 miembros.
Y quienes son entusiastas de verdad de Magdala son quienes han pasado por allí como voluntarios. Son una parte imprescindible del proyecto, y una propuesta inigualable para quien busque centrar su vida en Dios ayudando a una obra de Dios y en el lugar donde Dios se manifestó a los hombres (pincha aquí para conocer en qué consiste el voluntariado en Magdala).
Testigo de ello es Berta Burguera, quien intervino tras el padre Solana para contar el impacto en su vida del tiempo pasado allí.
«Magdala te toca, Magdala deja huella, Magdala te marca», expresó Berta, en unas palabras que transmitieron a los asistentes la emoción vivida: «Magdala es servicio, es amor, es hospitalidad. Magdala es experiencia de convivencia, de respeto, de escucha, de trabajo en equipo. Magdala es un lugar muy especial, con el Mar de Galilea siempre en el horizonte, donde se respira, se vive, se siente el espíritu de Jesús y de María Magdalena«.
«Doy gracias a Dios», concluyó, «por llevarme hasta ahí y al Padre Juan por acogerme durante cinco maravillosos meses. Un regalo que guardo en la memoria y en mi corazón como uno de los mayores tesoros de mi vida. Bendito sea Dios…»
Costaba irse, pero bien avanzada la noche se puso fin al encuentro, de viejos amigos en muchos casos, de nuevas incorporaciones al proyecto de Magdala en otros.
Tanto desde el portal de Magdala Center como desde la propia Fundación Tierra Santa, organizadora del acto, se irá facilitando información sobre los nuevos pasos y la forma de colaborar con ellos.