Hallan en Jerusalén lujosos capiteles de 2.700 años de antigüedad símbolos de la dinastía davídica

El hallazgo, por lo especial de este caso, ha sorprendido a los arqueólogos.

La Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) ha presentado unos suntuosos capiteles de hace unos 2.700 años que decoraron una estructura monumental de las familias adineradas de la época del antiguo reino de Judá del periodo del Primer Templo que indican una conexión con la Dinastía Davídica.

Tal y como recoge EFE, los hallazgos muestran en su técnica de decoración -común en la región y propia de la época- una de las mejores elaboraciones halladas hasta el momento, «de gran belleza», destacó Yakov Billig, director de la excavación donde se hicieron los descubrimientos.

El grado de conservación de estos artefactos arquitectónicos que coronaron lujosas columnas también «es poco usual«, añadió. Son objetos de piedra caliza blanda con grabados decorativos, entre los que hay capiteles de distintos tamaños y estilo «protoeólico», una estética característica de los inmuebles de las clases altas de la época.

Recreación del edificio en el que estarían los capiteles hallados recientemente.

El antiguo inmueble donde fueron hallados está fechado en el siglo VII a.C. y pudo ser un palacio de la realeza, de la aristocracia o de una familia «muy rica» de la época, situado en un puesto privilegiado que actualmente queda cerca de las murallas de la Ciudad Santa. Estaba a unos dos kilómetros de la antigua Jerusalén, en una posición «estratégica» con buenas vistas a la urbe, otro indicativo de que pudo pertenecer a una de las muchas familias adineradas que marcaron parte de la rica historia de esta ciudad milenaria.

El edificio pudo haber sido destruido en torno al mismo período que el Primer Templo de Jerusalén, arrasado por los babilonios en el 586 a.C., lo que marcó el fin del reino de Judá y cambió el destino de la ciudad, explicó el arqueólogo.

Tras su destrucción, los restos del inmueble «fueron desmantelados para dar un uso secundario a los valiosos artefactos» que contenía. Dos de los tres capiteles de mayor tamaño «se encontraron cuidadosamente enterrados, uno encima del otro», agrega.

Según Billig, «es difícil» saber «quién los escondió en la forma en que fueron descubiertos ni por qué lo hizo» así, lo que supone otro «de los muchos misterios» del singular emplazamiento. También se encontraron otros artefactos de piedra que habrían servido como marcos de lujosas ventanas.

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