Este año más que nunca, el Terra Sancta Organ Festival [Festival de Órgano de Tierra Santa], que organiza la Custodia de Tierra Santa en todos los países donde está presente, ha servido en Siria para apaciguar los ánimos en medio de una guerra que dura ya seis años. Y en particular para los cristianos, dado que en Oriente Medio el órgano es un instrumento musical que se encuentra casi exclusivamente en las iglesias, por lo que forma parte de la identidad cristiana. Al mismo tiempo, como los amantes de la música no conocen distinción de religiones y culturas, el festival sirve de lugar de encuentro e intercambio, e incluso de ocasión para muchos de entrar por primera vez en un templo católico.
La edición invernal tuvo lugar en Líbano y Siria del 29 de enero al 15 de febrero.
En Líbano, el festival se organiza en colaboración con la Universidad Notre Dame, y responde al interés creciente en el país por este instrumento, lo que se traduce en restauración de órganos antiguos y construcción de nuevos.
Este año el festival contó con la participación del suizo Jean-Christophe Geiser en la Basílica de la Medalla Milagrosa, el italiano Cosimo Prontera en la iglesia de Notre Dame de Louaizé, la estadounidense Crista Miller en el auditorio de la Universidad Americana de Beirut, la francesa Marie-Bernadette Duforcet en la iglesia del Colegio del Sagrado Corazón y el austriaco Bernhard Gfrerer en la Iglesia Nacional Evangélica de Beirut.
En Siria el festival se organiza conjuntamente con el Instituto Superior de Música y el Teatro de la Ópera de Damasco, y es el único festival internacional que ha permanecido activo a pesar de la guerra.
Según el arzobispo Mario Zenari, nuncio apostólico en Siria, “la gente necesita encontrar estos momentos de alivio espiritual y la música puede ayudar enormemente. Hemos oído mucho ruido de guerra, de bombas, de morteros cayendo sobre Damasco, y esta música nos libera de esas angustias, nos ayuda a levantar el ánimo y une a todos en un lenguaje que no necesita de traducción».
En esa misma línea, el director de la Orquesta Sinfónica Nacional siria, Missak Baghdboudarian, considera que “la guerra nos ha enseñado que la vida debe continuar y lo importante que es la música en tiempos de guerra para la sociedad y para toda la humanidad. Durante la guerra perdemos nuestra parte positiva, nuestra humanidad. Solo la música consigue despertar la parte humana de la sociedad”.
La respuesta de los sirios ha sido entusiasta y los espectadores han llenado los cuatro conciertos que se han celebrado en la moderna Damascus Opera House (uno de los poquísimos teatros de Oriente Medio que tiene un órgano de tubos monumental) y en las iglesias franciscanas de San Antonio y San Pablo en Damasco. Participó como invitado internacional a la Semana Organística de Damasco el italiano Eugenio Maria Fagiani, organista de la Orquesta Sinfónica Giuseppe Verdi de Milán.