En 1950 los frailes franciscanos inauguraron el Terra Sancta School. Hoy es la única escuela mixta de la ciudad y, bien pronto, será el único instituto que acogerá alumnos desde preescolar al instituto.
Según la tradición palestina, la ciudad está asociada al reposo y la calma. La etimología se presta al juego de palabras. En cananeo se llama Reaha («la perfumada»), o Yarea («la luna»), o también con el nombre de la divinidad Yarij (en Jericó estuvo uno de los primeros centros de culto a esa divinidad). En esta «perfumada ciudad lunar», un oasis famoso por sus buganvillas de colores, hoy vive una pequeña comunidad cristiana.
Los inicios
«Cuando vinimos había pocas escuelas -explica fray Mario Hadchity, director de la escuela-. El objetivo de los frailes ha sido siempre el de vivir con los habitantes y estar a su servicio, sobre todo en el sector de la educación. El conocimiento es una luz -explica- tanto en la Biblia como en el Corán. "Dios mío dame el conocimiento", se lee en el Corán (azora Taha, aleya 114) y, en el Evangelio, la sabiduría es uno de los dones del Espíritu Santo».
De 1950 a 2013, los estudiantes daban clase en el viejo edificio, que apenas podía acoger a todos. Desde diciembre de 2013, la nueva construcción en piedra blanca se yergue con firmeza sobre la calle principal de la ciudad. Construida en tres plantas, acoge a una nueva generación de «rihawíes», los habitantes de Jericó.
Progresos pedagógicos
«A mi llegada a Jericó, en 2013, no me entendía con la dirección de la escuela. Recé mucho al Espíritu Santo para que me iluminara, porque entre sus dones están la luz y la sabiduría. Así, año tras año la escuela ha ido hacia adelante. La población de Jericó es buena por naturaleza, acostumbrada a contentarse con las cosas que se le presentan. Tiene necesidad de ser motivada y animada para desarrollarse. Personalmente, soy un espíritu innovador y creo que el progreso pedagógico empieza pero no tiene fin».
La fase de re-organización inicial comenzó con la reestructuración administrativa. «Parto siempre del Evangelio, aunque solo tengamos 36 estudiantes cristianos en clase de los 580. El amor y la igualdad son valores evangélicos». Fray Mario insiste en la importancia de no hacer diferencia de trato entre estudiantes musulmanes y cristianos.
«Actualmente admitimos alumnos desde preescolar hasta el instituto. El próximo año, esperamos abrir el último curso de bachillerato para convertirnos en la escuela de la excelencia en Jericó. Los estudiantes podrán realizar todo su recorrido escolar con nosotros».
Como un hermano, como un padre
Para fray Mario la acogida franciscana no se limita a la parroquia y a los fieles, se extiende también a los estudiantes. «Es verdad que dirijo la escuela, pero a los estudiantes siempre les digo que, antes que nada soy su hermano mayor, al que se debe respetar y escuchar su opinión».
El mensaje espiritual de Jericó se funda en el apoyo y la animación de la voluntad, explica el fraile. «Jesús, Señor de la gloria, ayunó durante 40 días y 40 noches. Soportó el calor y luchado contra el diablo. También Zaqueo afrontó obstáculos y los superó; o como el ciego de Jericó que, para superar el tumulto de la muchedumbre, gritó a pleno pulmón. Por esto, el mensaje de Jericó es el de la perseverancia y el de la tenacidad en el esfuerzo personal».
La Escuela de Tierra Santa es un edificio espacioso, tanto para la dirección como para los estudiantes. Los colores y los cuadros pintados por los estudiantes decoran las paredes. «Desde 2012 los habitantes se han ido familiarizando cada vez más con la escuela y se sienten como en su casa. Este año escolar 2015-16 hemos inscrito a 90 nuevos estudiantes, de los que 50 son chicas». Para el Terra Sancta School de Jericó es un verdadero éxito. «Es señal de que los padres confían en el hábito franciscano. Somos también la única escuela mixta de la ciudad, porque las escuelas públicas tienen clases separadas».
Para fray Mario, los éxitos de la escuela se deben al valor sinérgico entre la dirección, profesores, padres y a la confianza que esta pequeña red ejerce en las decisiones adoptadas por la administración.
«El año pasado dije a los estudiantes que cada chico y cada chica que entra en el Terra Sancta School es como si fuera un hijo y es mi responsabilidad pensar en su futuro, haciéndome cargo de él o de ella, cualquiera que sea su religión. Quiero simplemente dar continuidad a la vocación franciscana de Jericó de 1950».