El jueves 25 de junio tuvo lugar la ceremonia de colocación de la primera piedra para la construcción del Terra Sancta Museum, el primer museo del mundo dedicado a las raíces del cristianismo y a la conservación de los Santos Lugares, tan deseado por los franciscanos de la Tierra Santa.
Un centenar de personas participaron en el evento (ver abajo el vídeo), que se desarrolló en el Lapidarium del Convento de la Flagelación de Jerusalén, una de las futuras sedes museísticas y, como recordó el actual director del museo arqueológico del Studium Biblicum Franciscanum, el padre Eugenio Alliata, un importantísimo sitio arqueológico que incluso contiene restos que datan de la época de Jesús.
La ceremonia se celebró de la mano del padre Pierbattista Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa y presidente de la Asociación pro Terra Sancta. Su firma, junto a la del secretario de la Tierra Santa, el padre Sergio Galdi, se ha colocado en un simbólico pergamino de color púrpura, que posteriormente se enterró en el suelo, bajo la piedra de fundación de este nuevo museo que ve la luz.
Durante la ceremonia intervino, junto a representantes diplomáticos de Italia, Francia, Turquía, Bélgica y Estados Unidos, el cónsul adjunto de España, Javier Parrondo, quien garantizó el apoyo futuro de España.
El padre Pizzaballa destacó la importancia del proyecto en una ciudad como Jerusalén, que tiene una “vocación universal”: aquí, desde hace siglos han vivido y compartido el mismo espacio, y en ocasiones las mismas tradiciones, tanto musulmanes como judíos y cristianos.
El deseo de los frailes franciscanos es preservar, con el Terra Sancta Museum, el carácter cristiano de Jerusalén como uno de los elementos constitutivos de la vocación universal de la ciudad santa. De hecho el museo no será tan solo un lugar donde se expondrán centenares de objetos (muchos de los cuales son donaciones de los reinos de Europa o datan de los periodos bizantino, mameluco, otomano o de miles de siglos antes). El museo será también un centro cultural dinámico que dará a conocer al público de todas la religiones, así como al laico, las relaciones de la ciudad santa con las tradiciones seculares cristianas, locales e internacionales.
Jerusalén –explicó el padre Custodio– siempre ha estado abierta al mundo, pero también ha contenido desde siempre el mundo en sí misma: “Sabemos perfectamente que no somos los únicos cristianos de Jerusalén… Esperamos que en el futuro las otras Iglesias se unan a este proyecto y que algún día haya una red de centros –no solo cristianos– que permitan a todos los visitantes y, sobre todo a la comunidad local, respirar la excepcional peculiaridad de Jerusalén. Alguien tenía que empezarlo: así que, ¿por qué no la Custodia de la Tierra Santa?”
Vídeo de la colocación de la primera piedra del museo