Unos sesenta aficionados a la historia, en su mayor parte rusos e israelíes, recrearon el 4 de julio la batalla de los Cuernos de Hattin, que tuvo lugar ese mismo día de 1187 entre los veinte mil hombres al mando de Guido de Lusiñán, rey de Jerusalén, y Reinaldo de Châtillon, y más del doble de mahometanos conducidos por Saladino.
Fue uno de los momentos más duros de las Cruzadas para los cruzados, pues los combatientes cristianos, en buena medida templarios y hospitalarios, resultaron prácticamente aniquilados.
El lugar de la lucha está situado en unos desfiladeros al oeste del mar de Galilea, sobre un volcán apagado. Hasta allí acudieron los nuevos combatientes tras recorrer 27 kilómetros ataviados con estudiada fidelidad a las vestiduras y armas de guerra del siglo XII.
"Es una forma de vincularse a la historia no a través de libros o del ordenador", afirmó el organizador, Genadiy Niznik, quien llevó hasta allá hasta una veintena de personas procedentes de Rusia. No sólo se recrea la batalla, sino que se monta un pequeño campamento para reproducir en la medida de lo posible las condiciones de la vida militar de los cruzados en aquella época.
El evento está patrocinado por el Consejo Regional de la Baja Galilea como apoyo a la investigación de la historia local. Niznik está completando su doctorado en Arqueología en la Universidad de Haifa, y su tesis trata precisamente sobre los atavíos de aquella época en Tierra Santa.