Es una música que gusta a todos. Ya anuncien la hora que llama a la oración, ya compartan el luto y las alegrías de la población, la sinfonía de las campanas y el carillón de las iglesias constituye el trasfondo sonoro cotidiano de los barrios cristianos de Israel y Palestina.
Hoy, la mayoría de las campanas están gobernadas por un sistema electrónico que permite la automatización de los toques. Pero las campanas no sonarían durante mucho tiempo sin la intervención del hombre; de hecho, es necesario cada seis meses hacer una revisión regular.
Gianluce Angelici es artesano de ETI Automotion, una empresa italiana que se encarga de la conservación de las campanas del Patriarcado latino en Israel, Palestina y Jordania.
La Custodia ha acudido a él durante su última visita: «Nuestro papel es el de verificar la precisión de las melodías de las campanas. Cuando, en el curso de los siglos, la mayoría de ellas fueron fabricadas en las fundiciones no existía la preocupación por la gama musical. Hoy, los sacerdotes quieren que interpreten correctamente melodías como, por ejemplo, el Avemaría o el Christus vincit».
Y sigue explicando: «Registramos el sonido de todas las campanas, luego lo comparamos con las notas de la gama y las frecuencias musicales. Todo ello con ayuda de un programa y un ordenador. Si la tonalidad de la campana no corresponde, la sustituimos». En mayo, Gianluca Angelici ha hecho precisamente esto en la iglesia del convento de San Nicodemo, en Ramla. «Una de las campanas no era muy precisa, pero no podíamos sustituirla. Así que he instalado un simulador de sonido. Ahora, cuando el párroco quiera que interprete una melodía usará un simulador; sin embargo, cuando quiera que suenen las campanas a voleo, podrá usar la campana original».
La Custodia cuenta con 18 campanarios en Israel y Palestina. Todas las campanas de la región se remontan a un centenar de años. No son de las más antiguas, porque las campanas solían ser robadas con frecuencia en período de guerra para fundirlas y construir cañones u otras armas.
Testigos de la historia, las campanas llevan en sí los signos de este paso, como la del Patriarcado latino, que tiene cinco trazas de proyectiles, resultado de la guerra en torno a Jerusalén. «Si no hay una gran grieta, todavía se podrá usar», precisa el artesano italiano.
Vigilancia extensiva al conjunto de la obra
La Custodia de Tierra Santa ha decidido empezar próximamente con una programa de mantenimiento preventivo de los santuarios. Ettore Soranzo, responsable de la Oficina Técnica de la Custodia, precisa: «Todos los elementos de la iglesia situados al exterior se estropean con el paso del tiempo, la arena, pero también el polvo, el aire marino, el agua, etc. Antes nadie controlaba de forma sistemática el exterior de estos edificios, ni se subía regularmente a los campanarios para asegurarse de su solidez, por eso se llevaban a cabo numerosas intervenciones de urgencia. Nuestra intención es firmar un contrato de mantenimiento preventivo con una empresa europea».
Estos controles regulares permitirán verificar el estado de la campana, pero también de las vidrieras de los santuarios, así como de los frescos y mosaicos. En Israel y Palestina no existen artesanos especializados en este campo, mientras que en Europa la presencia secular de numerosas iglesias garantiza esta competencia.
Campanas y campanarios, símbolos sonoros y visibles de la presencia cristiana en Tierra Santa, esperan seguir sonando todavía mucho tiempo.
Artículo publicado originalmente por la Custodia de Tierra Santa.