“Estamos satisfechos: hoy las escuelas cristianas se abren y comenzó oficialmente el año lectivo. En teoría hemos perdido 28 días. En realidad, con las vacaciones y las festividades hebreas, cristianas y musulmanas los días perdidos son sólo 15, y tenemos todo el tiempo para recuperarlos”.
Con estas palabras monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo, vicario patriarcal de Jerusalén, comenta a AsiaNews, la firma del acuerdo entre los representantes de las escuelas cristianas y el Ministerio de Educación israelí. Un acuerdo “a cuya firma se arribó entre las diez del sábado y la medianoche del domingo”, que desbloquea la situación, levanta las protestas de los católicos de Tierra santa y reabre las puertas de las escuelas a decenas de miles de jóvenes y docentes.
“Con un poco de paciencia y permaneciendo fieles a nuestra línea– agrega el prelado- hemos obtenido lo mínimo necesario como para comenzar”.
Después de cuatro semanas, concluye la protesta de las escuelas católicas de Israel contra el recorte de fondos y la estatización de los institutos, medidas que fueran inicialmente decididas por un gobierno que, durante mucho tiempo, mostró poca “sensibilidad” hacia los institutos y sus estudiantes.
El Estado sólo cubría el 29% del coste
Profesores y alumnos han denunciado una doble discriminación: el gobierno redujo las subvenciones hasta cubrir sólo el 29% de los gastos; al mismo tiempo, puso un límite a las cuotas que las escuelas pueden cobrar a las familias. La batalla de los padres y alumnos tiene el apoyo de la Iglesia en Tierra Santa y de los obispos europeos.
La discriminación es un dato de hecho evidente, si se compara con lo que sucede en las escuelas judías ultra-ortodoxas, subvencionadas totalmente por el gobierno y a las cuales el Ministerio de Educación no inspecciona, no obstante no estén en regla con el currículum de los estudios.
El Papa le comentó el tema al presidente Rivlin
El tema de las escuelas fue uno de los puntos del reciente encuentro entre el Papa y el presidente israelí Reuven Rivlin.
En base al acuerdo alcanzado en el fin de semana, el gobierno israelí se compromete a transferir la primera cuota de los 50 millones de shekels para el año académico 2015-2016 (12 millones de euros, frente a un presupuesto anual para las escuelas de Israel que es de 50.000 millones de euros).
A los estudiantes se les reconoce el derecho a la jornada completa y a los docentes se les pagará por los cursos de actualización, las licencias por enfermedad y los permisos especiales.
Ambos frentes luego acordaron la creación de una Comisión que estará llamada a dirimir los futuros puntos de controversia, y que estará formada por representantes católicos y miembros del Ministerio de Educación y del Ministerio de Economía. La presidencia debería corresponderle a un árabe cristiano, Salim Joubran, juez de la Corte suprema, figura imparcial de gran autoridad.
Unidad interreligiosa y civil por las escuelas
Comentando a AsiaNews la reapertura de las escuelas, el vicario patriarcal de Jerusalén subraya que “todo esto es posible gracias a la unidad, a la colaboración y a la solidaridad que se creó en todos los niveles. Familias, intendentes, sindicatos, sociedad civil, árabes y judíos, cristianos y musulmanes, todos se preocuparon por alcanzar este objetivo. Esto – agrega – es el elemento de mayor satisfacción, porque confirma el rol de puente que los cristianos ejercen en la sociedad, porque es fuente de unidad y de cercanía”.
Entre los estudiantes que hoy han tenido su primer día de clases se vive un clima de “felicidad y satisfacción”, y esto se da también “en su gran mayoría, en las familias, no obstante alguno hubiera querido obtener algo más. Los fondos para este año ya han sido destinados, ahora quedan temas pendientes para el futuro y será el comité quien deberá decidir sobre los puntos de controversia. En particular, queda abierta la cuestión referida “al estatuto de las escuelas cristianas en Israel, que hasta ahora han sido incluidas dentro de una categoría general, y si bien son reconocidas, no lo son públicamente”.
Desde hace tiempo que se trata de alcanzar un acuerdo sobre el estatuto. El mismo estuvo a punto de ser firmado en los años 90 durante el gobierno de Rabin, pero luego el clima cambió (y los funcionarios también).
“Ahora el punto central- confirma mons. Marcuzzo- es el estatuto de las escuelas, para alcanzar una verdadera paridad con los otros institutos, y esto es aún más importante que el aspecto económico”.
Pero la mayor conquista de estas semanas, concluye el prelado, y que hemos obtenido a través de las huelgas, las manifestaciones y la distribución de volantes “fue el reconocimiento de la presencia de las escuelas cristianas en Israel. Sobre todo entre los judíos. Y el testimonio de solidaridad y de cercanía que hemos recibido. Una conquista moral, interreligiosa y social, que da a la Iglesia una presencia propia y un rol específico en Israel”