Es la ciudad menos turística en que hay una escuela de la Custodia, aunque la ciudad de Ramla no está exenta de interés histórico. Vamos a descubrir esta otra realidad de la Custodia.
Entre Solimán y Napoleón, San Ignacio de Loyola
Durante el infructuoso intento de conquistar Palestina, el 2 de marzo de 1799, Napoleón Bonaparte ocupó Ramla. Ocupó el hospicio franciscano e instaló allí su cuartel general. Hoy, el convento de San Nicodemo y San José de Arimatea, con el vecino colegio Tierra Santa, están situados en la arteria principal de la ciudad. La calle Shderot Herzl atraviesa la ciudad fundada por Solimán el Magnífico, el séptimo de los califas omeyas, a comienzos del siglo VIII.
Napoleón: ecos de la historia de Ramla en las paredes de la escuela.
Alzando la mirada, la blancura de la torre cuadrada y el reloj del campanario de la iglesia de San José de Arimatea hace estos lugares fácilmente localizables. Desde el tejado del hospicio, la propiedad de la Custodia está delimitada al Norte por plantaciones de olivos y limones. Entre el ábside y la ciudad vieja de Ramla, al Sur, pasa la Vía Maris, que enlazaba en otro tiempo El Cairo con Damasco.
Ramla, situada en la carretera que une el puerto de Jafa con Jerusalén, se encuentra por tanto en la encrucijada de estos dos ejes, ciudad de cierta importancia en otros tiempos. A 20 km de Jafa y 40 de Jerusalén, era parada obligada en la que numerosos peregrinos encontraban reposo en su viaje. Este fue el caso de Ignacio de Loyola y, más recientemente, de la santa Mariam Bawardy.
Una escuela en minoría
"Los franciscanos están en Ramla desde 1296", recuerda fray Masih Fahim, que es el actual superior del convento, párroco y director de la escuela. "Estamos en el centro de la región, entre dos grandes ciudades. Al principio –prosigue- formábamos a los chicos para acoger y guiar a los peregrinos. Les enseñábamos matemáticas e idiomas". Hoy, esta escuela es la única de las tres escuelas cristianas de la ciudad que acoge a una mayoría de estudiantes cristianos.
Geográficamente, Ramla está aislada de otras ciudades y pueblos árabes –afirma el fraile- y el sentimiento de ser una minoría es, por ello, muy pronunciado. Por eso mismo, los niños usan más el hebreo que el árabe, incluso más que en Jafa. Para responder a este fenómeno de judaización de la comunidad, la escuela –aunque su lengua oficial sea el árabe- ofrece algunos materiales en hebreo. También la parroquia se ha adaptado transcribiendo algunas oraciones árabes en alfabeto hebreo.
A pesar de esta proximidad con la sociedad israelí, el servicio militar de los árabes israelíes de confesión cristiana es una medida controvertida que se inscribe en este frágil contexto. La cuestión del servicio militar para los cristianos no es sino una más entre tantas, recalca el fraile. "La escuela es neutral, pero la posición de muchos habitantes de Ramla, de los que yo formo parte, no está de acuerdo con aquella de Gabriel Nadaf [que milita a favor del reclutamiento de los cristianos]". Los árabes israelíes son descendientes de los palestinos de 1948.
Cien por cien de éxito académico
Esta comunidad se dice víctima de discriminaciones, sobre todo en materia de trabajo, alojamiento y educación.
Las pocas subvenciones otorgadas por el Estado no impiden que la tasa de éxito de estas escuelas llegue con mucha frecuencia al 100%. Los colegios de la Custodia se están enfrentando duramente con el ministerio. "Desde hace cinco años, las ayudas que recibimos están en continua disminución –subraya el fraile-. Nuestras escuelas no son tratadas como las escuelas judías. Reciben solo el 65-75% de las subvenciones, mientras que las escuelas del gobierno reciben más incluso del 100%".
Las 43 escuelas cristianas no gubernamentales de Israel escolarizan a alumnos que son ciudadanos del Estado. Se aplica normalmente la Ley de Educación primaria obligatoria y gratuita. "La ley se aplicar a todos los ciudadanos", explica el fraile, "por lo tanto no reivindicamos una aplicación indiscriminada de las cuotas".
Fray Adbel Masih, siguiendo los criterios de la Custodia, quiere construir dos nuevos edificios. El primero acogerá el Centro Cultural de Tierra Santa, al servicio de la escuela, de los alumnos que necesiten apoyo escolar, con actividades extraescolares, y que se abrirá a toda la comunidad en su conjunto.
Educación de calidad también en la formación profesional
El segundo edificio permitirá acoger a un mayor número de alumnos con problemas en los estudios regulares y que prefieren aprender un oficio. "Queremos que todos los alumnos se queden aquí, en Ramla, tanto los más dotados como los más débiles –afirma el fraile-. Los institutos profesionales, casi inexistentes en las ciudades árabes, permiten poner en relación a los alumnos con dificultades con oficios empresariales y adquirir conocimientos en el ámbito profesional".
La fachada de la escuela da a un gran patio. En el campo de deportes, los chicos juegan con el balón. Al borde del campo, Joseph Albina, el director adjunto, explica que gran parte de los exalumnos prefieren trabajar para las escuelas de Tierra Santa. "Yo, por ejemplo, estudié en el Tierra Santa de Jafa, y antes que yo, mi padre, Antón, era profesor de árabe aquí. Gran parte del cuerpo docente está formado por diplomados de las escuelas Tierra Santa, de aquí o de otros lugares".
Delante del patio, un estudiante que lleva en la mano una tablet saluda al director y al vicedirector. La mayoría de los estudiantes utilizan las tablet, algunas de las cuales están informatizadas y dotadas de retroproyectores. "Debemos ir al paso con los tiempos para garantizar la mejor enseñanza posible –afirma el fraile-. La tecnología e internet se utilizan habitualmente y permiten un aprendizaje rápido e inteligente".
Cuando visitamos Ramla el tiempo navideño estaba llegando a su fin. Entrando en el transepto de la iglesia de San Nicodemos nos encontramos con Azar Jáder, cocinero de formación y ciudadano de Ramla. Había montado el belén y ya lo estaba desmontando. Cada año, diseña un belén con una temática diversa.
"Para la Navidad de 2014 –nos explica- el belén era una tienda de tamaño natural, en solidaridad con el pueblo sirio. Cada año no sé bien qué haré, pero entro en la iglesia y ahí encuentro inspiración". A la salida de la iglesia, fray Fahim es interceptado por un joven para hacer una primera corrección de imprenta. Como buen egipcio, corrige en voz baja los errores y la puntuación de una oración escrita en árabe con ocasión de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, que se celebra todos los años el 11 de febrero.
Tras el conflicto palestino-israelí, los refugiados sirios y la jornada mundial de los enfermos, los cristianos de Ramla demuestran su solidaridad. En Ramla, como en Jafa, Haifa, Nazaret o Acre, los cristianos son una pequeña minoría y su futuro depende de la solidaridad política y espiritual. Invierten sus esfuerzos en contribuir a crear una sociedad más justa, adquiriendo el primer instrumento del cambio: una educación de calidad.