El primero de febrero de 2021, Margaret Karram se convirtió a sus 58 años en la primera mujer no italiana en ser presidenta los Focolares. Es árabe y católica, nacida en Haifa y habla árabe, hebreo, italiano e inglés.
Además de su liderazgo de los Focolares desde hace cerca de tres años, Karram ha dedicado buena parte de su «carrera» religiosa a la relación entre el cristianismo, el judaísmo y el islam. Ha colaborado en diversas comisiones y organizaciones para la promoción del diálogo entre ellas, así como en la Comisión Episcopal para el Diálogo Interreligioso, en la Asamblea de Católicos Ordinarios de Tierra Santa y en el Consejo Coordinador Interreligioso en Israel.
También trabajó durante 14 años en el Consulado General de Italia en Jerusalén y desde 2014 integra el Centro Internacional de los Focolares como consejera para Italia y Albania, siendo corresponsable del diálogo entre los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades católicas.
Por todo ello ha sido premiada en varias ocasiones, como sucedió en 2013 al recibir el Premio Mount Zion a la reconciliación por su compromiso con el desarrollo del diálogo entre diferentes culturas y religiones. También en 2016, cuando fue galardonada con el Premio Internacional Santa Rita (de los padres agustinos) por fomentar el diálogo entre cristianos, judíos, musulmanes, israelíes y palestinos.
Su carrera en el diálogo religioso le colocó en el lugar adecuado para ser invitada al Sínodo de la sinodalidad, cuya primera etapa concluyó el 29 de octubre, a la espera de reanudarse el mismo mes de 2024.
Su participación en el Sínodo fue como una de los nueve invitados especiales. Lo hizo emocionada al sentirse parte de un «momento histórico» para la Iglesia, pero también a la hora de tratar un conflicto latente entre Israel y Palestina que se reactivó días antes, el pasado 7 de octubre.
Como uno de varios miembros del sínodo afectados de primera mano, Karram participó el 12 de octubre en una oración por la paz entre ambos contendientes, pero también en todo Oriente Medio y en todo el mundo.
Tras la oración en la mañana y el desarrollo de la jornada, la presidenta de los Focolares detalló su testimonio en la posterior sesión informativa con periodistas, que comenzó con unos primeros momentos del sínodo vividos por Karram aferrada a la oración como arma contra la guerra.
«Se puede hacer mucho, pero la oración es crucial»
“Me pregunté: `¿Qué hago aquí? ¿No debería estar haciendo otra cosa en este momento para promover la paz?´ Pero después pensé: `Aquí también puedo unirme a la invitación del Papa y a las oraciones de todos. Con estos hermanos de todo el mundo podemos pedir a Dios el don de la paz«, subrayó.
Para la presidenta de los Focolares, «hacen falta muchos esfuerzos» y «se pueden hacer muchas cosas» por la paz, pero «el poder de la oración es crucial«.
Karram trató la dificultad de entendimiento que puede afectar tanto al mismo Sínodo como a su país natal en guerra.
«Estar aquí me enseña lo que significa caminar juntos. No es fácil escuchar y comprender, pero si logramos hacerlo y que se convierta en un estilo de vida, escucha a los demás con respeto independientemente de las diferencias puede ayudarnos a construir puentes de paz«, agregó.
También hizo alusión a la urgencia internacional de «prestar atención» al conflicto pero «no por intereses» sino por «causa de la paz».
«Gestos concretos en un océano de sufrimiento»
Ya sean las muestras de interés, de solidaridad o la misma oración, para Margaret Karram son hechos que, aunque pueden «parecer gotas», son «gestos concretos en este océano de sufrimiento», como fue la jornada de oración y ayuno del 17 de octubre convocada por el patriarca de Jersualén, Pierbattista Pizzaballa.
Concluyó sus palabras llamando nuevamente a la preocupación mutua entre los habitantes de ambos países contendientes, de los que «todos conocen historias negativas» mientras que se silencia a las «muchas personas y organizaciones que trabajan para construir puentes».
«Sólo se habla de odio, de división, de terrorismo. Se construyen imágenes colectivas de estos dos pueblos que no se corresponden con la realidad. No debemos olvidar que en este mismo momento hay muchas personas que siguen trabajando para tender puentes. Es una semilla sembrada incluso en estas horas tan difíciles», agregó.