El patriarca latino de Jerusalén, el arzobispo y recién creado cardenal Pierbattista Pizzaballa, mostró tras su llegada a la Ciudad Santa un claro abatimiento en torno a la guerra entre Israel y Gaza. Según sus palabras del 11 de octubre, «estaba a la vista de todos». Su vaticinio de «represalias por represalias» parece cumplirse por el momento en lo referente al conflicto.
El mismo día 11, Pizzaballa emitió un comunicado marcado por el «dolor y la consternación» ante un conflicto que, con toda probabilidad -reiteró- «aumentará aún más y la espiral de violencia que sigue creará más destrucción».
Con el ánimo de no quedar impotentes y contribuir a paliar la escalada, el cardenal hizo un llamamiento en un principio dirigido a parroquias y comunidades de Tierra Santa para unirse a una campaña de oración y ayuno por la paz y reconciliación para este martes 17.
«Pedimos que todos hagan un día de ayuno y abstinencia, y de oración. Los momentos de oración deben organizarse con la adoración eucarística y con el rosario a la Santísima Virgen. Probablemente en muchas partes de nuestras diócesis las circunstancias no permitan la reunión de grandes asambleas. En las parroquias, en las comunidades religiosas, en las familias, todavía será posible organizarse para tener momentos comunes de oración sencillos y sobrios«, anunciaba el cardenal.
Ofrecido a Hamás como rehén
Unas pocas horas antes de que comience la jornada de ayuno, el mismo Pizzaballa ha mostrado la misma determinación para actuar que para rezar y ayunar y se ha ofrecido al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) a cambio de la liberación de los niños que mantiene como rehenes.
«Haría cualquier cosa para que fueran liberados esos niños. No hay problema, absoluta voluntad por mi parte», ha asegurado este lunes el Patriarca Latino de Jerusalén a preguntas de los periodistas en una rueda de prensa, según informa Vatican News.
Jornada secundada por la Iglesia universal
El llamamiento a la oración y el ayuno no tardó en ser secundado por la iglesia universal y diócesis de todo el mundo.
Son numerosas las adhesiones al llamamiento del patriarca latino. En el caso español, lo han hecho los obispos tanto institucionalmente como Conferencia Episcopal como desde multitud de diócesis particulares, como así lo han declarado la Archidiócesis de Santiago de Compostela, la de Granada, Ciudad Rodrigo, Bilbao, Valladolid, Madrid, etc. Según los obispos españoles, la intención de que «puedan abrirse los cauces del diálogo y la fraternidad en medio del conflicto».
Con este comunicado, los obispos esperan que «la comunidad internacional, incluida la UE» entiendan «la urgencia de proseguir con mayor empeño los esfuerzos hacia una paz duradera y sostenible en la región de Oriente Medio». Una paz, agregaba el texto, que debe estar «basada en el derecho internacional, la justicia y la igualdad de derechos para todos», y que garantice «los derechos fundamentales de todas las personas de la región, respetando el Status Quo histórico y jurídico de los santuarios y lugares santos». Animan a rezar por «la paz en Israel y Palestina» invocando a María, Reina de la Paz.
Papa Francisco: «¡Que no se derrame más sangre inocente»
También se ha adherido Mariano Crociata, en representación de la Comisión de Conferencias Episcopales en la Unión Europea, a través de una declaración que rogaba por el cese de los ataques, liberación de rehenes secuestrados y la detención del terrorismo y la guerra.
Este mismo domingo, 15 de octubre, el Papa Francisco se unía sin fisuras a la jornada de este 17 de octubre. Lo hizo durante el rezo del Ángelus, llamando a responder «la fuerza diabólica del odio, el terrorismo y la guerra con la fuerza suave y santa de la oración».
Durante su alocución, Francisco expresó su dolor por «lo que está sucediendo en Israel y Gaza» y renovó «el llamamiento por la liberación de los rehenes«, pidiendo que «los niños, los enfermos, los ancianos, las mujeres y todos los civiles no sean víctimas del conflicto».
El Pontífice imploró el respeto del derecho humanitario, «especialmente en Gaza, donde es urgente y necesario garantizar corredores humanitarios y acudir en ayuda de toda la población».
«Hermanos y hermanas, ya han muerto muchos. Por favor, ¡que no se derrame más sangre inocente, ni en Tierra Santa, ni en Ucrania, ni en ningún otro lugar! ¡Basta ya!», expresó.
«Hablar de esperanza es complicado»
Este 16 de octubre, revista Omnes entrevistaba al cardenal Pizzaballa sobre un conflicto que ha trascendido una «escalad de violencia».
«Hablar de esperanza es complicado. Ahora tenemos que trabajar para que cesen las hostilidades. Solo entonces será posible reconstruir, partiendo de los muchos escombros, ante todo humanos, que esta situación está creando. Pero llevará mucho tiempo», sentenciaba.
Para Pizzaballa, parte de esa falta de esperanza radica en el momento del conflicto, que define como «el corazón de la tensión militar, de las emociones. Quizá dentro de unos días sea más fácil identificar un interlocutor y algunos canales de comunicación», explica, pudiendo así tratar de comenzar a «reconstruir las relaciones, hablar con los distintos líderes religiosos e identificar posibles vías de confrontación».
También se refirió a la Iglesia, cuyas actividades en Tierra Santa «se reducen al mínimo».
«Por supuesto, seguimos rezando y celebrando la Santa Misa, aunque no todos puedan asistir, porque los territorios palestinos están cerrados. También seguimos garantizando los servicios humanitarios», concluía el patriarca Pizzaballa.
También se han adherido congregaciones y movimientos de la Iglesia, como mostraron loas Franciscanos, Focolares o Comunión y Liberación (entre otros) en su página web: «Nos sumamos, unidos a la Iglesia y a todos aquellos que verdaderamente desean la paz, a la invitación del card. Pizzaballa. El movimiento se organizará a nivel personal, familiar y comunitario para vivir adecuadamente esta jornada de entrega a Dios, considerándola también un momento concreto de encuentro y de misión para todos».
Más de 4000 muertos en menos de diez días
Las víctimas mortales en la guerra de Israel y Gaza ya superan las 4.000, con más de 2.750 muertos por los bombardeos sobre Gaza y 1.400 por los de Hamás. Los heridos superan ampliamente los trece millares.
Es el nuevo episodio de una guerra que remonta sus orígenes a la declaración del estado de Israel en 1948 comenzó el pasado 7 de octubre, cuando las fuerzas de Hamás lanzaron un ataque coordinado desde Gaza que se saldó entonces con 700 israelíes muertos y 500 personas en la franja tras la represalia.
El mismo sábado, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, declaró estar en una «guerra» que será «larga y difícil».
«Lo que pasó hoy nunca se ha visto en Israel. Tomaremos una poderosa venganza por este día negro«, amenazó Netanyahu.
Por su parte, los palestinos justificaron su ataque acusando a Israel de que diariamente «construyen asentamientos, toman nuestras tierras, matan a nuestra gente, entran en nuestras ciudades», según un portavoz de Hamás.
Desde entonces el conflicto no ha hecho más que escalar, a lo que contribuyen los netos apoyos de los aliados naturales de ambos contendientes, Estados Unidos a Israel e Irán a Gaza.