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Patton inaugura el segundo Adviento de Tierra Santa en guerra: «Que Belén vuelva a ser la ciudad de la paz y de la alegría»

Este 1 de diciembre comenzó el segundo Adviento en Tierra Santa marcado por la guerra que se extiende por Oriente Próximo. Hasta la fecha, el conflicto se ha cobrado la vida de cerca de 45.000 personas en Israel-Gaza y cerca de 4000 en Líbano, actualmente paralizada por una tregua de 60 días.

El conflicto no impide que los cristianos de Tierra Santa continúen celebrando el nacimiento de Cristo en el lugar que le vio nacer hace dos milenios. Precisamente el fin de semana, con motivo del inicio del tiempo litúrgico, los habitantes de Belén recibieron a los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa con Francesco Patton al frente, que inauguró las celebraciones de Adviento.

Aunque los fieles no contemplan un próximo fin del conflicto y temen por que alcance el lugar natal del Señor, los patriarcas y jefes de la Iglesia en Jerusalén han alentado a que, a diferencia de 2023, los cristianos celebren la Navidad y el Adviento en Tierra Santa con más signos públicos de esperanza.

Así, relata una declaración publicada el 22 de noviembre, «nos haremos eco de la historia misma de Navidad, donde los ángeles anunciaron a los pastores la buena noticia del nacimiento de Cristo en medio de tiempos igualmente oscuros en nuestra región».

Adviento en Tierra Santa: ambiente festivo entre «signos visibles de esperanza»

Marinella Bandini, corresponsal en Belén de Catholic News Agency y colaboradora de la Custodia de Tierra Santa, destacó el ambiente festivo a la llegada del custodio Patton y relató la multitud de personas que, junto con los religiosos, recorrieron las calles hasta la basílica de la Natividad.

Niños en la inauguración del Adviento en Tierra Santa.

Los niños reciben al padre Francesco Patton, a su entrada en Belén el 30 de noviembre de 2024, para la inauguración del Adviento en Tierra Santa (Marinella Bandini). 

La celebración culminó con una procesión hasta la Gruta de la Natividad, donde una estrella de 14 puntas señala el lugar en que nació Jesús, a pocos pasos del pesebre en el que reposó poco después de su nacimiento.

Cerca de mil personas abarrotaron la iglesia de Santa Catalina, adyacente a la Basílica de la Natividad de Belén, donde se tuvo lugar la misa solemne presidida por el Custodio de Tierra Santa.

Allí, el custodio encendió la primera vela de la corona de Adviento y celebró que, en el pesebre, «los ángeles cantan al aire libre y la estrella ilumina la noche».

«Nuestra celebración también debe tener signos visibles de esperanza«, declaró el custodio a Catholic News Agency.

«Que Belén vuelva a ser la ciudad de la paz y de la alegría»

También expresó su deseo de que «vuelva el buen tiempo a Belén y que la ciudad vuelva a ser la ciudad de la paz y de la alegría«. «Quisiera que brillara el sentido de la solidaridad, la capacidad de hospitalidad mutua, de perdón, de reconciliación. Quisiera que brillara el sentido de la Navidad: que todos somos amados por Dios y que el Niño venga como Dios con nosotros y nuestro salvador», agregó.

“En medio de los problemas de la vida no debemos desesperarnos ni dejarnos vencer por el miedo, no debemos replegarnos sobre nosotros mismos, sino levantar la mirada hacia Jesús. En efecto, tenemos necesidad de esperanza precisamente cuando las cosas van mal, cuando nos parece que los problemas no tienen solución, que las enfermedades no tienen posibilidad de curación y que las guerras no tienen fin”, Patton.

Las celebraciones del inicio del Adviento fueron un hito de esperanza para los habitantes de Belén, que vivirán su segunda Navidad afectados por la guerra. En Belén, la afección es especialmente grave en lo social y en lo económico, pues tras más de un año sin turistas y con la ciudad cerrada, los habitantes viven sin ingresos, al borde de la pobreza y con una ciudad sumida en el desánimo.

La Basílica de la Natividad está desierta casi a todas horas, no hay peregrinos, el tradicional hotel que solía acogerlos, Casa Nova, lleva 12 meses cerrado, y las tiendas de los artesanos que fabrican objetos religiosos a lo largo de la calle de la Milk Grotto street, que recorre el lado sur de la Basílica, están casi todas cerradas.

Es por ello que Patton reiteró a los fieles en su llamado a la esperanza en que este sea el último Adviento en guerra.

En su mensaje, el Custodio animó a «no perder la esperanza. Especialmente cuando todo en el mundo parece querer arrebatárnosla«. En el marco del próximo Jubileo, reiteró que también el Papa Francisco llama a los fieles a «conservar la esperanza, más aún, a ser difusores de esperanza, peregrinos de esperanza».

Frente al mal, la desesperación, la enfermedad, el desaliento, esta horrible guerra que nos angustia y nos hiere, no tenemos otra alternativa que mantener la cabeza alta, agregó el Custodio.

Testimonio de fe y confianza: «Esta guerra terminará muy pronto»

Durante la liturgia concelebrada con el padre Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa, Patton relató el testimonio de un joven, Suhail Abo Dawood, entre los muchos refugiados acogidos en la parroquia de la Sagrada Familia de Gaza.

El joven, informó el custodio, en una columna de L’Osservatore Romano titulada Vi scrivo da Gaza (Les escribo desde Gaza), relató cómo bajo los bombardeos más terribles se sentía seguro porque estaba en la Iglesia rezando con otros cristianos y sentía que su vida estaba en manos de Dios.

Hace tan sólo unos días, Suhail escribió para contar que su abuelo había muerto. «Las palabras, sin embargo, no eran tristes sino, al contrario, llenas de gratitud y esperanza porque su abuelo pudo morir cristianamente», informó Patton, citando algunos pasajes del texto del joven: «Damos gracias a Dios todos los días por todas las gracias de los dones que nos ha dado, rezamos todos los días por la paz y la seguridad en nuestro país y en todo el mundo. Estamos seguros de que esta guerra terminará muy pronto y los días venideros serán mejores«.

Patton, con la reliquia de la santa cuna del niño Jesús. Patton, con la reliquia de la santa cuna del niño Jesús (Marinella Bandini). 

Antes de finalizar instó nuevamente a «mantener viva la esperanza» en un tiempo propicio para ello como el Adviento, invitando a «saber velar rezando como sugiere Jesús«: «Es importante tener esta actitud de oración vigilante y agradecida para poder mantener viva la esperanza. Levantar la mirada al cielo, a Jesús que viene, y no abatirnos cuando el mal se desata como una tormenta sobre nuestras vidas».

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