Fray Mario Hadchiti, franciscano, es el párroco de la iglesia latina del Buen Pastor en Jericó y director de su escuela (900 alumnos, sólo 39 son cristianos). Poco antes de que llegue la hora del iftar, la comida después de ayunar todo el día por Ramadán, fray Mario reparte agua y dátiles a los transeúntes.
Como explica la web de los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, para los que regresan a casa con prisa o tarde, recibir un vaso de agua y un dátil levanta el ánimo después de horas de cansancio sin comer ni beber.
Un gesto para ‘romper el hielo’ con muchos musulmanes
“Creo que, igual que Jesús se encarnó, también nosotros debemos encarnar el amor hacia los demás – explica fray Mario –. Con este gesto queremos afirmar que, como cristianos, somos pacíficos y amamos a todas las personas, sin distinción”. Dice que ese gesto permite “romper el hielo” y acercarse a muchos musulmanes en estas fechas especiales.
“También yo conozco el sacrificio y los beneficios del ayuno – continúa el fraile –. Quien reza y ayuna, lo hace por Dios y quiero dar gracias a quien dedica tiempo a Dios. La encíclica del Papa “Fratelli tutti” me dio valor y queremos encarnar el mensaje del Santo Padre. Tenemos un solo Dios, vivimos en una única tierra y es una “casa grande”, suficiente para todos. Queremos aplicar en la vida diaria lo que ha dicho el papa Francisco”.
La ciudad más antigua del mundo da ejemplo
“Aquí, en Jericó, repetimos este gesto todos los años y nos gustaría que también otros lo aprendieran de nosotros, de Jericó que es la ciudad más antigua del mundo. En muchos otros países nos han imitado, porque el amor contagia. Este es un gesto franciscano”, explica fray Mario.
Una escuela católica… y los cristianos son menos del 5%
Para fray Mario, la coexistencia pacífica con los musulmanes es una realidad cotidiana desde que se encuentra en Jericó. “La escuela Tierra Santa, de la que soy director, es la más grande de Jericó – explica el fraile –. De 900 alumnos, solo 39 son cristianos, pero nosotros no hacemos distinciones. La escuela es un lugar de formación y educamos según las enseñanzas de Jesús y según las indicaciones establecidas para el territorio en que nos encontramos. Todos somos hijos de Dios y la nuestra es una misión franciscana al servicio de las personas”.
También en Jericó la pandemia del coronavirus ha golpeado duramente y desde el pasado agosto ha obligado a la escuela a alternar clases online y clases presenciales en pequeños grupos.
“En la escuela hay huérfanos, familias que se han quedado sin trabajo o sin sueldo y, también están atravesando dificultades los que se dedicaban al sector del souvenir y del turismo. Aunque solo recibimos el pago de algunas matrículas, todavía seguimos en pie. De manera diplomática, fraternal y humana, seguimos adelante”. Hace solo unos días, la escuela volvió a abrir las clases presenciales para los niños hasta once años, desde infantil hasta sexto grado, mientras que el resto continuará con las clases online.
Con los pobres y con los cristianos locales
Fray Mario sigue realizando cada día su incansable labor al lado de los necesitados de Jericó, distribuyendo también medicinas, alimentos y ayudas a las familias con dificultades, pero sin olvidar la parte espiritual. La parroquia latina del Buen Pastor, de hecho, es un punto de referencia para los cristianos locales y el párroco va personalmente a llevar la comunión a enfermos y a personas que sufren. Por eso, cuando la gente le encuentra por la calle, le saludan con cariño y agradecimiento.
Tiene buenas relaciones con el jeque Harb, imán de la mezquita de Jericó. En el exterior de la iglesia de Jericó, una foto lo muestra junto a fray Mario, junto con una inscripción: “Fray Mario, párroco de la iglesia latina de Jericó y director de la escuela Tierra Santa les desea un Ramadán lleno de bendiciones”.