La situación actual en la franja de Gaza es dramática, por ello -aunque de momento es muy complicado y desaconsejable viajar a determinadas zonas de Israel-, la comunidad cristiana local reclama todo tipo de oraciones y ayuda material canalizada en la medida de lo posible.
Este sábado, precisamente, un francotirador israelí asesinó a dos mujeres cristianas dentro de la parroquia de la Sagrada Familia, donde se refugian desde el inicio de la guerra unas 700 personas, la mayoría de familias cristianas.
Los intensos bombardeos que se produjeron durante la noche en la zona que rodea la única parroquia latina de Gaza provocaron numerosas muertes. Las víctimas cristianas son Nahida y su hija Samar, quienes fueron asesinadas a tiros mientras caminaban hacia el Convento de las Hermanas.
Abandonada en plena calle
«Una murió mientras intentaba llevar a la otra a un lugar seguro», dice el comunicado del Patriarcado. Según los informes, otras siete personas también resultaron heridas de bala cuando intentaban proteger a los que se encontraban dentro del recinto de la iglesia.
Así reza el comunicado del Patriarcado:
«Hacia el mediodía de hoy, 16 de diciembre, un francotirador de las IDF ha asesinado a dos mujeres cristianas en el interior de la Parroquia de la Sagrada Familia de Gaza, donde la mayoría de las familias cristianas se han refugiado desde el comienzo de la guerra. Nahida y su hija Samar fueron tiroteadas y asesinadas cuando se dirigían al convento de las hermanas. A una la mataron cuando intentaba llevar a la otra a un lugar seguro. Otras siete personas resultaron heridas de bala cuando intentaban proteger a otras dentro del recinto de la iglesia. No hubo advertencia ni notificación. Les dispararon a sangre fría dentro del recinto de la parroquia, donde no hay beligerantes».
A primera hora de la mañana, un cohete disparado desde un tanque tuvo como objetivo el Convento de las Hermanas de la Madre Teresa (Misioneras de la Caridad). El Convento alberga a más de 54 personas discapacitadas y forma parte del recinto de la iglesia, señalizado como lugar de culto desde el comienzo de la guerra.
El generador del edificio (única fuente de electricidad) y los recursos de combustible quedaron destruidos. La casa resultó dañada por la explosión resultante y el incendio masivo. Dos cohetes más tuvieron como objetivo el mismo convento y dejaron la casa inhabitable. Las 54 personas discapacitadas se encuentran actualmente desplazadas y sin acceso a los respiradores que algunas de ellas necesitan para sobrevivir.
Como consecuencia de los intensos bombardeos en la zona, tres personas más resultaron heridas dentro del recinto de la iglesia la noche siguiente. Además, se destruyeron paneles solares y depósitos de agua, indispensables para la supervivencia de la comunidad.
La víctima mortal más mayor se llamaba Ilham Farah, «tenía 84 años, no estaba casada, se dedicó toda su vida a ser profesora de música, también enseñaba inglés, estaba jubilada, y le encantaba todo lo que tenía que ver con Jesús», cuenta a COPE Gabriel Romanelli, párroco de la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza.
La anciana estaba refugiada -junto a 700 personas- en la iglesia y «quiso salir a ver cómo estaba su casa, en el barrio de Rimal. Le dispararon cuando ella iba caminando hacia su casa, le dispararon en las piernas y cayó sin poder levantarse. Estaba aterrada, pero logró comunicarse con dos personas -una de su familia- contándole lo que había pasado. Familias musulmanas quisieron ayudarla -era un personaje muy conocido, muy querido-, pero en cuanto salían los francotiradores les disparaban y no les permitieron hacer nada».
El padre Romanelli explica que «cuando nos enteramos nosotros, que ya había pasado una hora o más, ella estaba tirada, todavía estaba viva. Contactamos con CRS, que es como Cáritas de Estados Unidos, nos dijeron que tenían todos los vehículos sin combustible. Nadie podía salir de la iglesia y supimos al día siguiente que había fallecido. Se quedó allí tirada en la calle. Contactamos con las autoridades militares israelíes para que nos dejaran ir a buscar el cuerpo, aunque sea, y nos dijeron que no, que había muchas operaciones militares ahí. Así que quedó ahí. Son cosas hasta difíciles de contar«.
Varios días después «en el segundo día de alto el fuego fueron los jóvenes de la parroquia a buscarla. Estaba ahí tirada, enterrada con un poco de arena. Y lo que quedó de su cuerpo lo trajimos, lo enterramos en la iglesia greco ortodoxa, que son nuestros vecinos, que están a 400 metros».
El párroco de la iglesia de la Sagrada Familia asegura que en Gaza «la comunidad cristiana está como está toda la población. La mayor parte está en nuestra parroquia. Tenemos a más de 600 personas en este momento… familias, niños discapacitados con necesidades especiales de la Madre Teresa, adolescentes y mayores de la obra de caridad de las hermanas, y -además- tenemos ancianos y heridos de la comunidad cristiana.
Señala que han ido descubriendo «que la mayor parte de las casas de los cristianos habían sido bombardeadas, la mayor parte no existía y en las que estaban todavía en pie era difícil vivir». Relata Gabriel Romanelli que el Papa Francisco está continuamente en contacto con ellos y llama a diario, «incluso cuando estuvo enfermo, casi que no se escuchaba la voz. Incluso cuando están las comunicaciones cortadas lo intenta hasta que lo logra».
El Papa recuerda a las víctimas
En la oración del Ángelus de este pasado domingo, el Papa tuvo un recuerdo para las dos cristianas. «Sigo recibiendo de Gaza noticias muy graves y dolorosas. Civiles inermes son objeto de bombardeos y de disparos, incluso en el interior del complejo parroquial de la Sagrada Familia, donde no hay terroristas, sino familias, niños, personas enfermas y discapacitadas y religiosas», comentó el Papa en el momento de los saludos.
«Una mujer, Narma Khalil Anton y su hija Samara han sido asesinadas y otras personas han sido heridas por francotiradores, mientras iban al baño. Ha sido atacada la casa de las hermanas de la Madre Teresa y alcanzado su generador«.
«Algunos dicen es el terrorismo y la guerra. Sí, es la guerra y el terrorismo. Por eso, la Escritura dice que Dios hace cesar las guerras, destruye los arcos y rompe las lanzas. Recemos al Señor por la paz», concluyó.