Este martes Palestina y Emiratos Árabes Unidos empataron a cero en el partido que se disputó, ante 14.000 espectadores, en el estadio Faisal al Huseini en Al Ram, cerca de Jerusalén, en el lado israelí del muro.
El país albergó así como local un partido de clasificación para el Campeonato Mundial de Fútbol de Rusia 2018, algo que no sucedía desde 2011, cuando jugó con Tailandia y Afganistán cara a Brasil 2014. El equipo palestino está ahora encuadrado en el mismo grupo que Arabia Saudita, Malasia y Timor Oriental, y aspira a disputar la segunda plaza del grupo con los saudíes, con Emiratos como grandes favoritos para la primera.
Los palestinos contaron con el refuerzo de sus cuatro jugadores que militan en la liga chilena: Matías Jadue, Pablo Tamburrini y Alexis Norambuena, que fueron titulares, y Jonathan Cantillana.
El partido ha servido como signo de normalización, a pesar de que presentaba complicaciones diplomáticas porque Israel tenía que conceder permiso de entrada a jugadores de un país (Emiratos) con el que no mantiene relaciones diplomáticas, y también tenía que tramitar el paso por Israel de jugadores palestinos de la franja de Gaza además de los cuatro provenientes de Chile, quienes se quejaron de una retención excesiva en la frontera.
En mayo, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, viajó a Israel y Palestina y se entrevistó con Benjamin Netanyahu y con Mahmud Abbas para asegurarse de que el encuentro se celebraría sin mayores problemas, como así ha sido.
Algún espectador relató a los medios haber llegado al estadio tras recorrer a pie 70 kilómetros, o bien finalizando el trayecto a pie tras dejar el coche en el paso fronterizo israelí.