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«Nunca más iré al Santo Sepulcro de la misma forma», confiesa una periodista que bajó a la tumba

Los días 26, 27 y 28 de octubre de 2016, la losa de mármol que cubre la tumba de Cristo fue abierta. Un grupo de científicos y religiosos tuvo acceso al lugar y, de inmediato, comenzaron a correr rumores. En primer lugar, que se pudo percibir un “dulce aroma” que emanaba de la tumba, reminiscente de las manifestaciones olfativas asociadas a ciertos santos. En segundo lugar, que ciertos instrumentos de medición empleados por los científicos quedaron alterados por perturbaciones electromagnéticas. En cuanto eran colocados en vertical sobre la piedra en la que reposó el cuerpo de Cristo, los aparatos dejaban de funcionar o funcionaban mal.

Marie-Armelle Beaulieu, jefa de redacción de Terre Sainte Magazine, recibió autorización para visitar el lugar y se muestra circunspecta en cuanto a los rumores asociados al “dulce aroma”.


Marie-Armelle Beaulieu, ante el Edículo antes del inicio de las obras de restauración.

Además de opinar que un olor es fácilmente sugestionable, constata por su parte que ella no percibió ningún perfume particular.

Por otra parte, durante la última apertura, parcial, realizada por el arquitecto Nikolaos Komnenos en 1809, el cronista de la época hizo también mención a un “dulce aroma”. Las personas que se interesan por la tumba del Santo Sepulcro conocen bien este texto, así que es posible que se autosugestionaran con este olor.

Perturbaciones electromagnéticas
La periodista se muestra, por el contrario, mucho menos dubitativa en lo que concierne a las perturbaciones electromagnéticas registradas por el instrumental de los científicos. El fenómeno le fue confirmado por uno de los científicos autorizados a acceder a la tumba.

Más tarde, la directora de obras Antonia Moropoulou, indicó que es difícil imaginar que alguien pusiera en peligro su reputación por un “truco publicitario”. Para más inquietud, la periodista da fe de la sorpresa de los científicos durante la apertura de la losa: esperaban que la tumba se encontrara mucho más baja de lo que estaba. El motivo, los análisis realizados previamente con el instrumental parecían haber sido distorsionados por una perturbación electromagnética.

Imposible ir más allá de esta simple constatación: según parece, a falta de cualquier otro elemento explicativo, la tumba de Cristo afectó a los instrumentos sensibles a las perturbaciones electromagnéticas… Pero para designar los motivos de un fenómeno semejante no faltan especulaciones entre los apasionados del Santo Sepulcro, especulaciones que van desde lo más elaborado a lo más ridículo.

¿Solamente la tumba de Cristo?
La apertura de la losa y la revelación de la piedra donde habría reposado el cuerpo de Cristo han demostrado la conformidad de la tumba con respecto a las tumbas judías del siglo I. Pero según Marie-Armelle Beaulieu, lo esencial está en otra parte. “Estaría encantada de que un peritaje científico demostrara que esta piedra fuera en efecto donde reposó Cristo, pero incluso si se demuestra lo contrario, seguiría siendo un signo de la Resurrección”.

Gracias a un contacto, la periodista, residente en Jerusalén desde hace 17 años, formó parte del exclusivo grupo de privilegiados que ha podido acceder al lugar. Según confiesa: “La iglesia del Santo Sepulcro es un sitio desconcertante. Al principio no me gustaba mucho. Me esperaba una iglesia hermosa y me encontré con este lugar de arquitectura extraña, que no recuerda en nada a las escenas bíblicas. No hay ningún rastro del jardín de la tumba, por ejemplo.

»Pero progresivamente fui desarrollando un apego, durante las procesiones en las que participo con los franciscanos. No es un sitio para visitar, sino más bien un lugar para orar. Gracias a un religioso, pude penetrar hasta la roca que soportó el cuerpo de Cristo, algo que no habría podido imaginar… Me sentía en un estado extraño, un poco como ingrávida, pero me acuerdo de todos los detalles. Nunca más iré al Santo Sepulcro de la misma forma.

»Ahora mismo, han vuelto a colocar la losa de mármol por encima y sólo se puede ver parcialmente la cripta, a través de una apertura [protegida con un cristal blindado, Ndlr]. Pero yo sé que la piedra está ahí. Tenía la costumbre de hacer la genuflexión delante de la tumba de Cristo y luego reflexioné y pensé que era absurdo, que allí no había ninguna Presencia real, y que es delante de las santas especies que conviene hacer una genuflexión. Pero en el Santo Sepulcro, delante de esta tumba, hay una ‘ausencia real’. Una tumba vacía. Un milagro ante el cual se doblan todas las rodillas, en el Cielo, sobre la Tierra y en los Infiernos”.

Artículo tomado de Aleteia.

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