El Domingo de Ramos, que se celebró el pasado domingo 24 de abril según las comunidades que siguen el calendario juliano, ha visto un aumento exponencial de peregrinos egipcios coptos llegados para celebrar los ritos de la Semana Santa en Jerusalén. Según los medios de comunicación egipcios, en el año en curso ya van al menos 5.700 cristianos copto-ortodoxos que han llegado a la Ciudad Santa, un aumento de más de mil en comparación con los peregrinos coptos que realizaron una peregrinación a los Lugares Santos de Jerusalén en 2015.
La presencia cada vez mayor de egipcios copto-ortodoxos en la ciudad santa, marca con los hechos la superación de la prohibición de visitar Jerusalén que en 1979 impuso a sus propios fieles el entonces Patriarca Shenouda III. Durante los años en que se radicalizaba el conflicto árabe-israelí, el patriarca copto Shenouda III (1923-2012) prohibió a los fieles de su Iglesia hacer peregrinaciones al estado judío y no cambió su posición ni siquiera tras la normalización de las relaciones entre Egipto e Israel llevada a cabo por el presidente Sadat.
Esta prohibición nunca ha sido revocada formalmente, pero ya en 2014 el viaje efectuado a Tierra Santa por unos noventa cristianos coptos con motivo de la Semana Santa dio lugar a que varios observadores señalasen la falta de pertinencia de aquella disposición anti-peregrinación, visto el marco de las relaciones existentes entre los dos países vecinos.
También ha contribuido en el incentivar las peregrinaciones de los coptos a Tierra Santa, el viaje realizado a finales de noviembre a Jerusalén por el Patriarca Tawadros II, durante el funeral de monseñor Abraham, jefe de la comunidad local copta ortodoxa. El viaje del patriarca, aunque presentado por la Iglesia copta ortodoxa como “una excepción”, ha sido recibido por los egipcios coptos como un signo elocuente de que el nuevo Patriarca no tiene la intención de defender las prohibiciones punitivas para la vida espiritual de los fieles.