Casi un milenio después de que naciera, la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén sigue vigilando los santos lugares de Tierra Santa, aunque ahora de una manera muy diferente a como lo hacía entonces. Repartidos por todo el mundo, sus casi 30.000 miembros, ayudan a la Iglesia de la tierra en la que nació Jesús, una comunidad que además necesita mucha ayuda, y más ahora en plena pandemia.
Tras la conquista de la Ciudad Santa en la I Cruzada en 1099, Godofredo de Bouillón restauró el culto en Jerusalén, sustituyendo a los canónigos ortodoxos, al considerarlos cismáticos, por canónigos latinos. Encargó a un grupo de caballeros la protección del templo, surgiendo así los primeros caballeros sepulcristas, así llamados por haber sido investidos por el Patriarca Latino de Jerusalén ante el Santo Sepulcro y que constituían una guardia noble que velaba con sus armas noche y día. Protegían las murallas de Jerusalén y acompañaban a sus reyes en todas sus batallas, custodiando la Sagrada Cruz.
El rey Balduino I, les dio una sede surgiendo así una orden caballeresca que rezaba y que combatía. Dependían en lo militar del rey de Jerusalén, su gran maestre, con la obligación de mantener 500 guerreros en armas, y en lo religioso del Patriarca Latino de Jerusalén, dándole este unos estatutos. Se extendieron por Europa: España, Francia, Inglaterra, Alemania e Italia, en donde fundan Grandes Prioratos para captar ayudas y caballeros para Tierra Santa. Los reyes europeos reconocieron su importancia y concedieron su favor y ayuda a la Orden.
En la actualidad esta institución de la Iglesia Católica tiene encomendada la misión por parte del Papa de ayudar a la Iglesia en Tierra Santa y reforzar la práctica de la vida cristiana, y como garante el Pontífice nombra al Gran Maestre, que desde 2019 es el cardenal Fernando Filoni, anteriormente prefecto de Propaganda Fide.
Si hace siglos eran otros los peligros para los santos lugares, ahora aparece el Covid-19 como el gran enemigo para los cristianos de Tierra Santa. Y para ello esta orden ecuestre no se ha olvidado de su misión y además de la ayuda mensual que envía allí ha logrado recaudar otros tres millones de euros para el Patriarcado Latino de Jerusalén para que pueda atender las necesidades básicas de sus feligreses.
El cardenal Filoni recordó a los miembros de la Orden del Santo Sepulcro al llegar la pandemia su compromiso de apoyar a la Iglesia Madre de Jerusalén, así como las escuelas y las iniciativas sociales y caritativas que dirige el Patriarcado Latino.
El Gobernador General de la Orden del Santo Sepulcro, el embajador Leonardo Visconti di Modrone, explica que “durante el encierro, llamamos a los líderes de las Lugartenencias que, si bien también debían atender las necesidades relacionadas con el emergencia sanitaria en sus propios países, querían mostrar lo cerca que estaban de sus hermanos y hermanas en Tierra Santa tan gravemente afectados. Estamos agradecidos de que este apoyo a través del fondo especial Covid-19 no haya reemplazado, sino que se haya sumado al compromiso regular de nuestros miembros de trabajar a diario con la Diócesis de Jerusalén».
De este modo, esta ayuda ha permitido responder a una serie de necesidades urgentes en Tierra Santa. El administrador general del Patriarcado Latino de Jerusalén afirma que gracias a los fondos recibidos de la Orden en esta campaña del Covid hemos podido apoyar a más de 2.400 familias en más de 30 parroquias y atender sus necesidades básicas mediante la distribución de vales para gastos de alimentación, productos de higiene y productos para niños, medicinas y pago de facturas. Esto se hizo en colaboración con sacerdotes y consejos parroquiales que, junto con las autoridades locales, aseguraron una justa redistribución de los recursos”. Además, agrega que «hemos podido ayudar a 1.238 familias en Jordania y 1.180 familias en Palestina a pagar las tasas escolares».
Por su parte, el arzobispo Pizzaballa ha querido agradecer esta ayuda a la Orden del Santo Sepulcro y ha asegurado que en los cuatro años que lleva como administrador apostólico del Patriarcado “he podido conocer personalmente el papel de los Caballeros y Damas del Santo Sepulcro para esta Iglesia, no solo en el contexto de las actividades educativas y pastorales, sino en general en toda la vida de la diócesis en su conjunto.
“A través de peregrinaciones y con iniciativas en sus respectivos territorios, las distintas Lugartenencias han ido nutriendo sus vínculos con las diversas realidades del Patriarcado Latino, no solo en palabras sino también con hechos tangibles. Todo esto se ha reconfirmado en este último año marcado por la pandemia del COVID-19 y durante el cual el Patriarcado se encontró ante una nueva emergencia. Como resultado de las medidas decididas por los distintos gobiernos para hacer frente a la pandemia, de hecho, una gran parte de nuestra población se vio enfrentada a un recorte drástico de salarios, y una situación económica general aún más frágil de lo habitual. Gracias al apoyo del Gran Maestre, nuestro llamado a los Caballeros y Damas tuvo una respuesta que superó con creces nuestras expectativas y que nos dio el respiro necesario para manejar esta emergencia con mayor serenidad. Todos quedamos asombrados y conmovidos por la respuesta inmediata y su alcance”, ha afirmado Pizzaballa.