El padre Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, el patriarca griego ortodoxo Theophilos III y el patriarca armenio Nourhan Manougian han firmado este 27 de mayo un acuerdo para continuar las obras de restauración en la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. El pacto se ha alcanzado dos años después de concluir el proceso de reestructuración del Edículo, reabierto el 22 de marzo de 2017. Ahora las comunidades cristianas responsables del Status Quo dentro de la basílica han fijado las prioridades de las nuevas intervenciones de readaptación y acondicionamiento del edificio y su subsuelo.
En una entrevista concedida a Vatican News, el padre Patton explica que han sido decisivas las relaciones de «colaboración, confianza y fraternidad» alcanzadas entre los tres grupos para abordar los problemas descubiertos en la primera fase de obras de 2016-2017: «Había problemas relacionados con el suelo y también con lo que hay debajo, problemas de infiltración, humedad, infraestructura. Así que formulamos un nuevo acuerdo que prevé un año de estudio, que comenzará en septiembre, para entender qué tipo de intervención será necesario llevar a cabo y luego -basándonos en lo que sabemos y también en el tiempo que llevará- comenzaremos el verdadero trabajo de restauración y reparación de la infraestructura bajo el suelo».
«No se trata simplemente de consolidar los cimientos», añadió el Custodio, «sino de estudiar para ver cuál es la situación de abajo, porque están los escombros de la basílica constantiniana del siglo IV y todo lo que se ha acumulado a lo largo de los siglos, cuando hubo incendios, devastación y destrucción. Además, debajo también hay sistemas hídricos y otros sistemas que deben ser arreglados, y encima hay un piso compuesto, porque coexisten pisos antiguos y pisos que han sido sustancialmente destruidos por el desgaste y la fricción».
El proyecto será realizado por dos instituciones académicas y científicas italianas, cuyos nombres no se han facilitado porque están cerrándose los contratos. «Por lo que respecta la financiación», añadió el padre Patton, «será a través de donaciones de benefactores. Ya tenemos a nuestra disposición medio millón de dólares que la Santa Sede había donado al final de la primera fase de obras y restauración y que ha sido reservado. Tenemos bienhechores en varias partes del mundo que ya han dado su disponibilidad y lo mismo ocurrirá con los griegos y los armenios. Además optamos por crear una cuenta corriente especial, dedicada, controlable por las tres comunidades».
«Para nosotros [la obra] tiene el significado de proteger la presencia cristiana«, concluye el religioso franciscano: «Es evidente que cuanto más unidos estemos [las tres comunidades cristianas], más podremos trabajar juntos por el bien de la pequeña comunidad cristiana; debemos recordar también que nuestras comunidades son mixtas, son de hecho todas comunidades ecuménicas: a menudo las familias de nuestras parroquias, así como las de las diversas comunidades eclesiales que están aquí, son familias en las que tal vez el marido sea griego, la esposa es latina o viceversa».