Alicia Vacas es una misionera española que desde hace años vive en Tierra Santa. Dice que no es una experta en Teología, pero que sabe todo sobre las dificultades que afrontan los cristianos allí. Tiene información de primera mano.
“Nosotros vivimos en un piso junto a otros Cristianos. Los edificios donde nosotros vivimos tiene 20 casas, y somos 7 vecinos. Las casas están vacías”, indica.
Además, asegura que desde hace años los cristianos están huyendo de Tierra Santa con la esperanza de encontrar un lugar mejor donde formar una familia. En la ciudad de Betania, donde vive, muy cerca de Jerusalén, si no eres ciudadano israelí, la vida se convierte en una odisea.
Por ello, esta misionera afirma que “pierdes el acceso a Jerusalén, el acceso a la sanidad, a la Universidad, el acceso al aeropuerto. Los cristianos no quieren perder esto y se van….”.
Y mientras muchos cristianos están abandonando Tierra Santa, otros en cambio están llegando a este mismo lugar. Y el principal motivo es que buscan trabajo.
“Hay una hemorragia de cristianos que están dejando Oriente Medio, pero también hay una hemorragia de cristianos que están llegando, principalmente de las Filipinas, de América Latina, de muchos países africanos, que vienen a buscar trabajo”.
Por eso la Iglesia de Jerusalén se enfrenta ahora al reto de acoger a esta nueva generación de inmigrantes y ayudarles a asimilar una cultura y un idioma diferente, manteniendo sus raíces cristianas, aunque sean una minoría.
“La mayor parte de los cristianos que vienen a Israel vienen a trabajar a casas de israelíes, por lo tanto, judíos. Los niños van a escuelas judías, por lo tanto tienen que aprender hebreo, escuchar las historias de la Biblia y para la Iglesia de Jerusalén, hoy es un desafío el tener toda esta generación de filipinos pequeñitos y enseñarles catequesis en hebreo”.
Alicia Vacas explica que la persecución religiosa se manifiesta en la burocracia, la discriminación, y en casos extremos mediante ataques directos. Aunque muchos cristianos ven la persecución religiosa como algo del pasado, dice, por desgracia sigue siendo un problema actual.
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