La loca idea franciscana de hacer una piscina para jóvenes en las murallas de Jerusalén ¡funcionó!

Ibrahim Faltas ha sido el franciscano impulsor del complejo deportivo que consideraban descabellado
Ibrahim Faltas ha sido el franciscano impulsor del complejo deportivo que consideraban descabellado

«Era una idea descabellada en la que nadie creía«, admite el sacerdote franciscano Ibrahim Faltas, vicario en Jerusalén de la Custodia de Tierra Santa. «Cuando pensé en construir una piscina aquí, nadie me creyó«.

«Aquí» es un terreno del Patriarcado Latino en la ciudad vieja de Jerusalén, donde está un instituto de secundaria, la Holy Land High School, encajado en las antiguas murallas, entre la Puerta Nueva y la Puerta de Damasco, casi escondido entre casas históricas.

Piscina, teatro, baloncesto… y ruinas bizantinas

La idea era que adyacente al instituto los jóvenes tuvieran un centro deportivo con piscina, al que acudieran estudiantes, pero también otros jóvenes de Jerusalén, judíos, árabes, cristianos o musulmanes, para alejarles de las drogas o los grupos violentos. Y se ha conseguido: se acaba de inaugurar y se llama Centro Cultural y Deportivo «Capital de la Resurrección». Tiene 4 plantas, piscina de 16×8 metros con sauna, salones de usos múltiples, un teatro y un campo polivalente al aire libre, sobre todo para jugar a baloncesto y otros deportes.

Y restos arqueológicos, porque en la Ciudad Santa, cuando empiezas a cavar, salen los vestigios del pasado. Aquí excavaron 15 metros de profundidad y aparecieron los restos de un pozo y de una iglesia de época bizantina. En Israel hay normas muy estrictas para todo lo relacionado con la arqueología, pero se alcanzó un acuerdo: los hallazgos quedan enmarcados en un pequeño museo en el interior del Centro. Los jóvenes tienen la piscina y las piedras bizantinas casi pared con pared. Se espera que lo visiten también turistas y peregrinos.

Una ayuda a las familias en tiempos sin turismo

Durante estos años, las obras, que empezaron en 2021, ayudaron a paliar la situación de familias obreras, muchas de ellas cristianas, golpeadas por la pandemia y la falta de turistas. El dinero lo pusieron, entre otros, la Unión Europea, la Agencia Francesa de Desarrollo y el Consulado italiano transalpino, además de muchos pequeños donantes que los franciscanos llaman «la generosidad silenciosa».

A la inauguración y a bendecir las instalaciones acudió el Patriarca latino, Pierbattista Pizzaballa, que ahora ha sido designado como cardenal por el Papa Francisco el pasado 9 de julio, por lo que queda clara su posición preeminente entre el clero de Tierra Santa (el cardenal más cercano es el Patriarca maronita, Béchara Boutros Raï, con sede en Líbano; más lejos, pero también de lengua árabe, está el cardenal Sako, Patriarca caldeo en Irak).

Pizzaballa elogió el centro deportivo como una forma de «invertir en los jóvenes» que aportan «energía psicológica y humana», según dijo a la agencia AsiaNews. Ellos son, dijo, «energía y esperanza para toda la sociedad». La combinación de deporte, cultura y juventud busca tender puentes de reconciliación.

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