Miles de personas asistieron a la celebración de Nuestra Señora Reina de Palestina que tiene lugar el último domingo de octubre en el santuario de Deir Rafat, a 35 kilómetros de Jerusalén.
La Misa solemne, presidida por Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, contó con la participación del nuncio apostólico en Israel y Chipre y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina, Mons. Adolfo Tito Yllana. También asistieron varios obispos y sacerdotes, así como caballeros y damas de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro.
Tal y como recoge Christian Media Center, la celebración de esta fiesta comenzó hace casi un siglo, cuando el entonces patriarca latino de Jerusalén, Luigi Barlassina, comenzó a celebrar a Nuestra Señora Reina de Palestina como patrona del patriarcado, fundando en su honor el monasterio de Rafat en 1927.
Pizzaballa valoró positivamente la afluencia de fieles y destacó la importancia de la unidad de los cristianos en la región. «No es fácil que se reúnan [los cristianos] de Nazaret, Galilea y Palestina. También es importante estar junto a Nuestra Señora, la Reina de Palestina, y queremos confiarle toda nuestra Iglesia, especialmente nuestro pueblo en Palestina», expresó.
A la celebración asistieron centenares de fieles, que honraron a la Reina de Palestina y la llevaron en procesión concluida la celebración. Pizzaballa resumió las abundantes muestras de devoción popular afirmando la necesidad de «hablar con ella y confiarle» las dudas, problemas y preocupaciones, así como de que «infunda la confianza para mirar al futuro con optimismo».
Miles de personas asistieron a la celebración de Nuestra Señora, Reina de Palestina, en el santuario de Deir Rafat.
«En la sociedad y en nuestras comunidades tenemos muchos problemas, no podemos resolverlos todos, pero necesitamos el consuelo de nuestra Madre«, afirmó.
Muestra de la devoción popular fueron los muchos fieles y devotos que acudieron a la celebración desde diversas ciudades de Tierra Santa, para quienes este día no solo supone un momento de celebración, sino también de redescubrimiento de lo que significa pertenecer a la misma tierra que la Virgen.
Aziz Halaweh, responsable de la oficina litúrgica del Patriarcado Latino, remarcó la importancia que la festividad de Nuestra Señora Reina de Palestina tiene para los Caballeros del Santo Sepulcro de todo el mundo, «porque la Virgen es su abogada» y destacó que «vienen de todo el mundo para celebrar esta fiesta».
El vínculo de esta advocación con la Orden del Santo Sepulcro encuentra su origen en el pontificado de San Juan Pablo II, cuando en 1983, medio siglo después de la institución de la fiesta, el Papa invitó a los Caballeros y Damas de la orden a ser «testigos de Cristo en la vida diaria y continuar la obra de la Orden en Tierra Santa bajo la protección de nuestra señora», explica el portal del Santo Sepulcro. Diez años después, en 1993, el Gran Maestre de la Orden, el cardenal Giuseppe Caprio, pidió a san Juan Pablo II la advocación específica de Nuestra Señora, Reina de Palestina, como patrona de la Orden. El Papa estableció el 21 de enero de 1994 que así lo decretaba.
«En este día de fiesta, estamos orgullosos de esta gracia de estar en la misma tierra donde logró la Virgen María», expresó Joyce Abdullah, devota de Ramallah.
La misa terminó con la tradicional procesión alrededor del santuario con la imagen de la Virgen María Reina de Palestina, y la bendición final.
El santuario donde reposa la imagen de Nuestra Señora Reina de Palestina, inaugurado hace 95 años, destaca por tener escrito en su interior las palabras Ave María en 280 lenguas distintas.