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Los fieles de Tierra Santa celebran el Domingo de la Palabra y fortalecen su esperanza junto a la Biblia: sus testimonios

El pasado 14 de enero, el patriarca Latino de Jerusalén, el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, publicó su carta pastoral Domingo de la Palabra de Dios 2025: Fuente de esperanza en tiempos difíciles. Un documento que pretendía recordar al pueblo cristiano de Tierra Santa cómo la Palabra de Dios ayuda a encontrar y reavivar la esperanza. Especialmente, escribía el cardenal, “en este tiempo de oscuridad y sufrimiento que la humanidad se ve obligada a vivir a causa de guerras e injusticias que siembran miedo, desánimo y duda”.

En su documento, Pizzaballa invitaba a dedicar este domingo 26 de enero a leer la primera carta del Apóstol San Pedro, que “rebosa de la gracia del Espíritu Santo”.

“Es el único que puede animar nuestra vida cristiana en la fe, la esperanza y la caridad. Es el Espíritu Santo quien nos fortalece e irradia la luz de la Esperanza en el corazón de quienes creen. Es Él quien mantiene viva en nuestro corazón la llama de una linterna que nunca se apaga. Es Él quien da apoyo y vigor a nuestra vida incluso en las situaciones más difíciles”, agregaba el cardenal.

Tras remarcar que la esperanza cristiana “se funda en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos jamás del amor de Cristo, nuestra paz”, el cardenal invitó a los fieles de Tierra Santa a leer juntos con fe y confianza el fragmento propuesto.

“Si todos hacemos esto juntos, con fe y confianza, encontraremos nueva alegría y nueva fuerza para nuestra conciencia, para vivir como verdaderos cristianos en este tiempo. De este modo recibiremos también, como don, la luz que necesitamos para contribuir a la solución de los problemas que tenemos por delante”, agregaba el comunicado, plagado de sugerencias, comentarios y recursos del cardenal para adentrarse en la celebración.

Concluida la celebración del Domingo de la Palabra de Dios este 26 de enero, la propuesta de Pizzaballa ha sido aplicada por numerosos fieles de la región, que han relatado sus testimonios al portal del Patriarcado Latino de Jerusalén.

El sentido del Domingo de la Palabra: “Alinear nuestra vida con la voluntad de Dios”

Es el caso de Sally Maneh, una joven de 23 años residente en Belén.

“Adquirí el hábito de memorizar un versículo de cada uno de los dos capítulos que leo diariamente del Nuevo Testamento. Sentí que esos versículos eran una palabra personal de Dios para mí durante el día. Después de terminar el Nuevo Testamento, pasé al Antiguo Testamento, que sigo leyendo hasta el día de hoy”, contó la joven.

Cuenta que una de sus principales dificultades en sus primeros pasos de oración junto a las Escrituras era elegir y seleccionar los versículos apropiados.  

“De vez en cuando, Dios me inspira a leer un libro en particular”, dijo, “pero no fue fácil escuchar su invitación al principio. Como humanos, estamos naturalmente inclinados a hablar en lugar de escuchar, lo que hace que sea difícil salir de nuestra zona de confort y estar en silencio. Sin embargo, al igual que con frecuencia rezamos `hágase tu voluntad´, debemos esforzarnos por alinear nuestra vida con la voluntad de Dios”.

Conforme avanza el tiempo que lleva dedicando a la oración con las Escrituras, admite que son muchas las lecciones aprendidas a través de los personajes de la Biblia.

“Al meditar sobre las historias de José, Moisés, Job y Abraham, descubrí profundas lecciones. Sus vidas nos recuerdan que no estamos solos en nuestras luchas. Así como ellos soportaron sus pruebas y las superaron, nosotros también podemos perseverar en nuestros días difíciles, sabiendo que no estamos solos”, agregó.

Vivir la verdadera fe en tiempos de conflicto

Por su parte, Natalie Mattar, joven de 24 años de Shafa’mr, expresó la responsabilidad que supone ser cristiano en Tierra Santa y de ampararse en la Palabra de Dios.

“Siento profundamente la inmensa responsabilidad que tenemos como creyentes que vivimos en esta tierra. El mismo Jesús soportó muchos desafíos aquí, pero nunca perdió la esperanza. Leer sobre su vida me inspira a ser pacificadora, a amar incluso a quienes no nos aman y a vivir la verdadera fe, incluso en tiempos de conflicto”, comenta.

Para Mattar, su misión como creyente es “ser luz en el mundo” y encarnar el Evangelio en su propia vida, confiando en las promesas de la Buena Nueva ante la dificultad, como invita el mismo Cristo en Juan 16,33: “Pero no estoy solo, porque conmigo está el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo”.

Es por ello que la joven valora el Evangelio como fuente de esperanza en los tiempos más difíciles, aportándole la fuerza para permanecer firme, viviendo con fe y alegría sin importar lo que suceda alrededor.

Agua que fortalece la esperanza

En semejantes términos se expresó Wajdi Haddad residente de 35 años en Ammán y que contempla la Biblia como una “guía atemporal para todas las personas y lugares”.

“A través de ella, Dios revela su plan de salvación, guiándonos hacia la santidad. Contiene la buena noticia, la promesa de salvación y el compromiso inquebrantable de un Dios fiel. De ella sacamos el agua viva que nutre nuestra fe, fortalece nuestra esperanza y ofrece consuelo en tiempos difíciles”, comentó.

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