Como es tradicional, el último domingo de enero (este año el 29 de enero) la Iglesia en Tierra Santa peregrina al Santuario de las Bienaventuranzas y celebra el domingo de las Bienaventuranzas.
El patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, presidió la santa misa pontifical. Concelebraron monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo, vicario patriarcal; monseñor Kamal Bathish, obispo auxiliar emérito de Jerusalén; el padre Gregory Collins, nuevo abad de los benedictinos, y una veintena de sacerdotes de Galilea; así como de Jerusalén y Beit Jala.
El Seminario del Patriarcado Latino de Beit Jala y el Seminario Redemptoris Mater de Korazim ayudaron en la celebración litúrgica; mientras que la música estuvo a cargo de un coro mixto de hermanas franciscanas y del seminario de Beit Jala. La comunidad de las Hermanas Franciscanas del Corazón Inmaculado de María del Monte de las Bienaventuranzas, cuya superiora es la hermana Telésfora Pavlou, se encargó de la organización. Habían enviado las oportunas invitaciones y preparado con minuciosidad la santa misa en la explanada del Santuario, con la ayuda destacada de la hermana Emanuela Verdecchia y de todas las comunidades FCIM (Franciscanas del Corazón Inmaculado de María) de la región.
Participaron en la celebración la provincial de las Hermanas de la FCIM, herana Rosanna Nave, y su curia; el embajador de Italia, Dr. Luigi Mattiolo, acompañado de un buen número de agregados y funcionarios de su embajada; el embajador de Malta; el Sr. Marjieh, del Ministerio del Interior israelí; María Tabarani, responsable de Alitalia para el norte de Israel, y un millar de fieles de las diversas parroquias de Galilea, de la Legión de María y del Club de la Familia de Nazaret. Debe destacarse también la presencia de un buen número de fieles de la kehilla de lengua hebrea, inmigrantes y algunos peregrinos.
Una "crisis del espíritu de las bienaventuranzas"
El Patriarca, en su homilía, habló del “coraje que el cristiano de Tierra Santa y de otros lugares tiene que tener para vivir verdaderamente las Bienaventuranzas, si se tiene en cuenta nuestra mentalidad humana herida“. Meditó sobre algunas bienaventuranzas en particular, con el telón de fondo de la situación en algunos países de Oriente Medio, “donde muchas personas, especialmente los cristianos, sufren a causa del hambre y sed de justicia, trabajan y se gastan por la paz, y dan un bello testimonio de dulzura evangélica“.
Se refirió también a “la crisis económica internacional, que es, en el fondo, una crisis de valores morales, espirituales, y una crisis del espíritu de las bienaventuranzas". Por último, envió un agradecimiento especial a las hermanas franciscanas y a todos los que se preocupan por los Santos Lugares, “por su maravilloso trabajo de servicio al santuario y de acogida de los peregrinos".
Veinte años de celebración, y en auge
Este “Domingo de las Bienaventuranzas“, como las bellas y tradicionales peregrinaciones de la Custodia de Tierra Santa, se convierte en una cita religiosa cada vez más popular entre la población cristiana. Una fiesta alegre popular, en familia y en comunidad, una magnífica oportunidad para la unión de la Iglesia en Tierra Santa con sus santos lugares y un magnífico ejemplo de la presencia cristiana en este país.
Iniciada de forma silenciosa en 1995, por monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo, entonces un joven vicario patriarcal latino para Israel, la fiesta se ha desarrollado pastoralmente de una manera sorprendente. Gracias en especial a los esfuerzos y el sentire cum Ecclesia de las Hermanas Franciscanas CIM y a la respuesta de los fieles a los mensajes de los Santos Lugares.
En este ambiente de alegría espiritual, las hermanas FCIM invitaron a un centenar de personalidades, sacerdotes, religiosos, seminaristas y amigos a un ágape fraterno en su antiguo hospicio para peregrinos.
Traducción del francés por Daniel Berzosa y López, OCSSJ.