Bullicioso Domingo de Ramos en Jerusalén: este año coinciden la fecha de Pascua latina y la ortodoxa

En 2017, como sucedió hace tres años y no volverá a ocurrir hasta 2025, coinciden en la fecha de Pascua los calendarios juliano y gregoriano, por lo cual también la celebración del Domingo de Ramos fue unitaria entre todos los cristianos en Tierra Santa.

Por parte de la Iglesia, en la basílica del Santo Sepulcro celebró misa solemne el administrador apostólico del Patriarcardo Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, en medio de una gran confusión de fieles y actos de todas las confesiones cristianas que, según informa la Custodia, no impidió la procesión en torno al recién restaurado edículo, pero sí poder seguir adecuadamente la eucaristía.

La lectura de la Pasión se escuchaba con dificultad por los cánticos de unos, las campanas de otros o el ruido producido por los golpes de los bastones de los kawas.

Con su característico fez rojo, los kawas constituyen un cuerpo de guardia que protege con vistosidad las procesiones y actos litúrgicos en Jerusalén.

Por la tarde, a las 14.30 horas, bajo un cielo oscurecido por algunas nubes, una multitud festiva participó en la tradicional procesión que recuerda el recorrido de Jesús en su entrada a Jerusalén. La esperanza, la alegría, la fe viva se respiraban en el ambiente.

Después de leerse en Betfagé el fragmento del Evangelio del domingo, desde allí partió el enorme cortejo que descendió el Monte de los Olivos: peregrinos de todo el mundo, grupos de parroquias locales árabes, católicos de lengua judía, fieles de las iglesias extranjeras…

Frente a una vista impresionante de Jerusalén, los instrumentos, los cánticos, las voces de los jóvenes y de los ancianos regalaban durante algunas horas a la Ciudad Santa un ejemplo de lo que significa la fraternidad bajo el nombre de una misma fe.

Un grupo de París con 250 personas, egipcios, polacos, italianos, filipinos, sudafricanos, congoleños… El padre Apollinaire hace veinte años que trabaja con la comunidad católica de lengua hebrea que eran alrededor de una treintena en la procesión. El padre Matteo, un sacerdote de Roma, desde 1971 ha sido misionero en diferentes partes del mundo: «Ayer celebré 45 años de sacerdocio y estar aquí hoy significa contemplar el amor de Dios en mi vida y por el mundo entero». La misma alegría muestra Guilherme Mendes, un seminarista brasileño que está pasando un año en el seminario Redemptoris Mater Domus Galileae: «Dios se ha encarnado no solo hace dos mil años, sino también hoy. Y esta marcha es una marcha hacia Jerusalén, la ciudad del gran rey, la ciudad que representa el lugar donde se cumple la historia de Jesús y también mi historia«.

Mientras se ponía el sol, la procesión descendía el Monte de los Olivos agitando palmas y ramas de olivo y cantando Hosanna, hasta llegar a la iglesia de Santa Ana. Allí, monseñor Pizzaballa pidió guardar un minuto de silencio por los 45 cristianos coptos asesinados por Estado Islámico en la mañana del domingo en Tanta y Alejandría, en Egipto.

Luego afirmó, en referencia a la procesión: «Hoy hemos vivido una bella experiencia de Iglesia. Hemos caminado y cantado juntos, hemos disfrutado y algunos también han bailado juntos, incluso sin conocerse, sin tener una lengua común. Hemos vivido una bonita experiencia de Iglesia porque nos hemos sentido unidos, todos juntos, en la alegría de pertenecer todos a Cristo«.

Según informaciones de la Custodia. Pincha aquí para ver el completo reportaje fotográfico.

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