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Después de 1300 años, la casa de San Pedro y «la ciudad perdida» podrían haber sido descubiertas

Tras 1300 años de hipótesis, búsqueda e investigaciones, los últimos hallazgos de nuevas evidencias arqueológicas en el yacimiento de El-Araj, en la costa norte del Mar de Galilea, parecen apuntar a una misma conclusión: la casa de San Pedro está más cerca que nunca de ser descubierta.

La hipótesis, cada vez más cerca de ser confirmada, surgió durante las recientes investigaciones coordinadas por arqueólogos del Kinneret College (Israel) y del Nyack College (Nueva York), dirigidos por los profesores Mordechai Aviam y Steven Notley.

Los investigadores se encontraban en El-Araj,  en una antigua basílica bizantina conocida como «la Iglesia de los apóstoles», cuando hallaron un mosaico en la sacristía del templo con un escrito enmarcado en un medallón redondo delimitado por dos líneas de teselas negras.

El mosaico, de más de 1500 años de antigüedad, contiene una súplica escrita en griego por la intercesión de San Pedro, a quien el mosaico se refiere como «jefe y comandante de los apóstoles celestiales» según la traducción de los profesores Leah Di Segni (Universidad Hebrea) y Jacob Ashkenazi (Kinneret College). El hallazgo también se refiere a un donante, «Constantino, el siervo de Cristo».

La casa de San Pedro, bajo la «Iglesia de los Apóstoles»

Para los investigadores, el descubrimiento es prácticamente «definitivo» en cuanto a la posibilidad de que la casa del apóstol se encontrase situada bajo los restos de la basílica, como ya sugería la tradición cristiana desde hace siglos.

Así fue el descubrimiento de la inscripción en la Iglesia de los apóstoles. 

De hecho, ya desde el año 725, el obispo bávaro Willibaldo de Eichstätt, peregrino de los lugares sagrados a lo largo del Mar de Galilea, se refirió a la que hoy es conocida como «Iglesia de los apóstoles» como el lugar que fue anteriormente la casa de San Pedro.

Steven Notley, director académico de la excavación y profesor de Nuevo Testamento y Orígenes Cristianos en la Universidad de Nyack, afirmó a Catholic News Agency que el mosaico es la «conexión arqueológica más definitiva [que tenemos] con [San] Pedro«.

«Este descubrimiento es nuestro indicador más fuerte de que Pedro tenía una relación especial con la basílica y probablemente estaba dedicada a él. Dado que la tradición cristiana bizantina identificó con frecuencia la casa de Pedro en Betsaida, y no en Cafarnaúm, como a menudo se piensa hoy en día, parece probable que la basílica fuese una conmemoración de su hogar», añadió.

Los investigadores y voluntarios, durante la limpieza de la inscripción. 

¿La última «ciudad perdida» de los Evangelios?

De estas declaraciones se desprende que la trascendencia del descubrimiento no se agota en el que con seguridad es el hogar del primer Papa de la Iglesia: como recogió Aciprensa-CNA con motivo del hallazgo, el mosaico también podría probar que El-Araj sería realmente Betsaida, «la última ciudad perdida de los Evangelios», que vio nacer tanto a Pedro como a Andrés y Felipe. La ubicación del lugar se corresponde, además, con la descripción de Josefo Flavio de Betsaida, lo que fortalece esta opción frente a las alternativas de Et-Tell o el pueblo de Messadiye.

Que el mosaico esté sobre restos arqueológicos del periodo romano y formando parte de una iglesia directamente relacionada con el apóstol, fortalecería el argumento «de que esta debe ser considerada la principal opción para ser la Betsaida del primer siglo”, señaló Notley.

El investigador explicó que el sitio habría pasado desapercibido debido, en gran parte, a las inundaciones del siglo III, al final del período romano. Tras varios hallazgos del periodo de las Cruzadas y el periodo bizantino, el equipo de investigadores halló entre 15 y 20 pulgadas -38 y 50 centímetros- de limo puro -tierra compuesta de arcilla, lodo y arena- como resultado de las inundaciones del río Jordán. «Y luego, de repente, llegamos al nivel romano», agregó, después de que el equipo encontrara piezas de mosaico de vidrio doradas en oro. «Solo una iglesia habría podido custodiar este tipo de piezas ornamentadas», añadió.

Evidencias de San Andrés, el siguiente objetivo

Mordechai Aviam, director arqueológico de los trabajos, relató que «uno de los objetivos de esta excavación era verificar si en el sitio había una capa del siglo I». Parecen haberlo logrado con creces, ya que no solo se encontraron «restos significativos de este período, sino también esta importante iglesia y el monasterio que la rodea».

«En conjunto, estos hallazgos continúan fortaleciendo la identificación de El-Araj con la antigua aldea judía de Betsaida», concluyeron los arqueólogos en un comunicado.

La excavación de la «Iglesia de los apóstoles» continuará a lo largo del mes de octubre. En esta siguiente fase, los líderes de la investigación, Notley y Aviam, han anunciado que su equipo de colaboradores -y los interesados en participar, que pueden inscribirse aquí– terminarán la limpieza del templo y confían encontrar una inscripción semejante dedicada a San Andrés, según informó Ruth Schuster a Haaretz.

Eamon Kelly, subdirector del Centro Magdala y amigo de Notley, dijo a CNA que ha sido testigo de lo que considera un «maravilloso progreso» en la excavación arqueológica: «Excavar las historias del Evangelio y las conexiones del cristianismo primitivo y judío en Galilea estos últimos años en Magdala, y ahora en El-Araj enriquece nuestro conocimiento y nos estimula en muchos sentidos», concluyó.

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