Arqueólogos israelíes han descubierto la inscripción “de Pilato” en un anillo de cobre de dos mil años de antigüedad encontrado hace cincuenta años pero solo ahora debidamente investigado.
La pieza figuraba entre las halladas en 1968-1969 por Gideon Foerster en el Herodión, la fortaleza construida por Herodes el Grande en los alrededores de Belén y utilizada luego por los romanos. Pero entonces no se le prestó atención. El actual director de las excavaciones, Roi Porat, pidió que fuese examinado en el laboratorio. Se utilizó una técnica fotográfica especial y el resultado del estudio fue publicado por el Israel Exploration Journal (vol. 68/2 [2018]) de la Israel Exploration Society, firmado por varios especialistas de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Según declaró Porat a The Times of Israel, la vinculación entre este anillo con la figura histórica de Poncio Pilato, gobernador romano de la Judea, o bien con alguien a su servicio, es una hipótesis a tener en cuenta.
Aunque no está claro cuándo fue forjado exactamente, se descubrió en un jardín junto al pórtico de una estancia construida con materiales de calidad menor, en una capa arqueológica no posterior al año 71. Estaba junto a una gran cantidad de otros objetos de cerámica y metal, entre ellos flechas de hierro y monedas de tiempos de la primera revuelta judía.
En el centro del anillo hay un dibujo gravado, una copa rodeada por unas letras griegas parcialmente deformadas con la inscripción “de Pilato”.
¿Podría ser el Poncio Pilato que se lavó las manos ante la suerte de Jesucristo a pesar de considerarle inocente, ordenando su flagelación y permitiendo su crucifixión? “El contexto [del hallazgo] es realmente muy acorde”, afirma Porat, con el resto de objetos, en un palacio que también fue utilizado en esos años por los rebeldes judíos.
Los autores también afirman que no hay nada en el anillo-sello que lo haga particularmente romano, y que el símbolo de la copa es muy frecuente en objetos judíos similares.
Pero, al mismo tiempo, aunque Poncio era un nombre común entre los romanos en aquel periodo, Pilato no lo era en absoluto. De hecho, éste sería el segundo objeto conocido que haría referencia al gobernador.
El primero fue la Piedra de Pilato, un ladrillo descubierto en 1961 en las excavaciones de Cesarea Marítima con la inscripción Poncio Pilato, prefecto de Judea, que según Lawrence Mykytiuk en un artículo publicado en septiembre de 2017 en la Biblical Archaeology Review, podría datarse entre los años 31 y 36 d.C.
A su vez, los autores del artículo consideran improbable que una personalidad de la relevancia del gobernador de Judea, rico y poderoso, utilizase un anillo fino de cobre “que utilizaban sobre todo los soldados, los oficiales herodianos y romanos y las personas de clase media”. Consideran, sin embargo, que sí pudo pertenecer a miembros de su familia o a alguno de sus esclavos, identificados así mediante su nombre.
La atribución queda, pues, abierta a ulteriores investigaciones, pero todo apunta a confirmar que, de una forma u otra, el anillo estaba relacionado con un personaje que queda muy especificado espacial y temporalmente y refuerza el carácter histórico de los Evangelios.