Decenas de voluntarios recogieron una copiosa cosecha de aceitunas del Monte de los Olivos

La cosecha de aceitunas en el Monte de los Olivos comenzó el 17 de octubre y fue durante una semana una ocasión para muchos voluntarios "para trabajar en los pasos de Cristo".

El Jardín de Getsemaní es uno de los lugares más simbólicos de Jerusalén; una pausa casi obligatoria para todos los peregrinos que vienen de todas partes del mundo que atraviesan Tierra Santa, en los pasos de Cristo. A partir de este punto, todos los años se inicia la procesión del Jueves Santo, dirigida por el Padre Custodio, hacia la Iglesia de San Pedro en Gallicantu, construida en el lugar donde Jesús pasó la noche preso.

El jardín de los olivos, ubicado detrás de la Iglesia de Todas las Naciones, incluye algunos olivos seculares que, sorprendentemente, todos tienen el mismo ADN. Se cree que el árbol-madre que originó estas hojas de olivos, vivía la noche en la que Jesús, al comienzo de su Pasión, se retiró a orar.

Algunas plantas que datan de la época de los cruzados, viven cerca de los olivos, en este jardín confiado a la tutela de los franciscanos. El mantenimiento está garantizado por la comunidad de los Padres, ayudados por muchos voluntarios para la poda de árboles y la recogida de las aceitunas.

En esta parcela de 1200 metros cuadrados, voluntarios de 15 países se reunieron para empezar a recoger las aceitunas. Todos fueron invitados a ayudar y pasar el tiempo, siguiendo los pasos de Cristo. Aparte del aspecto material, el padre Diego, a cargo de la cosecha, ve también una dimensión espiritual en esta acción: "Es más una ocasión de seguir a Jesús en el campo".

La rama de olivo, símbolo de paz, insta a los voluntarios a orar por la paz en Tierra Santa. Para el padre Diego, "nos reunimos aquí para seguir las enseñanzas de Cristo, quien busca reunirnos, como una gallina que junta a sus polluelos debajo de sus alas" (Mt 23, 37-39).

Las aceitunas serán enviadas a la Abadía de Latrún, cercana a Jerusalén, para extraer el aceite, destinado para la venta y el consumo de los hermanos y de las comunidades religiosas de Tierra Santa. Parte del aceite, producto de la cosecha, será consagrado durante la Semana Santa. El Aceite Santo será enviado a través de las parroquias del Patriarcado, así como a los monasterios de todo el mundo.

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