El obispo español encargado de la relación con Tierra Santa es Joan Enric Vives, arzobispo de Urgel. Forma parte de la Coordinadora de Obispos para Tierra Santa, que suele organizar un viaje anual a Tierra Santa con obispos de distintos países. En el viaje de enero de 2023 han acudido a Jordania, donde viven unos 200.000 cristianos.
Allí llegaron obispos representantes de Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y Gales, Francia, Alemania, Irlanda, Escocia, Italia, España, países nórdicos, Sudáfrica, Suiza, Albania, Eslovaquia, y la iglesia anglicana, además de delegados del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y de la Comisión de las Conferencias Episcopales de Europa (COMECE), y responsables de comunicación de las conferencias episcopales y de organizaciones católicas relacionadas con Tierra Santa.
Francisco Otamendi, en la revista Omnes , ha entrevistado al arzobispo Vives sobre la situación de la zona.
Vives destaca que «Jordania fue generosa con los refugiados palestinos después de la guerra con Israel y lo ha sido después con los iraquíes y los sirios, así como con otros pueblos de Medio Oriente que allí se han visto desplazados. No sé si en Occidente somos conscientes del enorme esfuerzo de amor hospitalario que esto supone, y de la inestabilidad y a veces persecución que perdura en los países vecinos», advierte el obispo de Urgel.
Obispos del mundo en comunión con los cristianos locales
Los obispos acuden a estas peregrinaciones a Tierra Santa, explica, «en espíritu de comunión con los cristianos que allí viven y sufren, rezando y celebrando la Eucaristía con ellos, cosa muy apreciada y que nos refuerza mutuamente». Son «peregrinos que aprendemos de los Santos Lugares y nos dejamos llenar por la gracia de la peregrinación a Tierra Santa».
Pero Vives reconoce que como grupo de obispos también esperan «‘presionar’ a las autoridades y responsables políticos de los Estados implicados y a la vez a nuestras propias sociedades y autoridades políticas para que contribuyan a la paz y a la reconciliación de los pueblos y las religiones allí presentes».
También quieren «que los cristianos se sientan alentados y acompañados» y que «perseveren en su fe y su testimonio fiel allí y los cristianos del mundo también, a su lado, ayudándoles y viviendo la comunión real con todos ellos».
Las comunidades cristianas en Jordania, explica «son comunidades fervorosas y unidas, que no temen dar testimonio de su fe, y al mismo tiempo son creativas y fieles a su patria jordana».
Detalla que «hay unidad en el país y la dinastía hachemita en el trono goza de la estima de la sociedad jordana. Podemos aprender el sentido de convivencia interreligiosa y la generosidad en el cuidado de los que sufren».
Jordania, detalla, ha recibido refugiados palestinos durante décadas; más recientemente ha recibido iraquíes y sirios huyendo de las guerras.
Aunque la Coordinadora de obispos «no tiene una misión política», admite que «en Oriente Medio todo se entrecruza. En Jordania hay estabilidad y respeto por las minorías para crear una sociedad unida. Si miramos al otro lado del Jordán, en Israel y Palestina, los obispos defendemos la posición internacionalmente defendida: dos Estados, Israel y Palestina, reconocidos y viviendo en paz, con fronteras estables y un estatuto para la ciudad santa para las tres grandes religiones: judaísmo, cristianismo e islam. Pero se ve difícil de obtener por la inestabilidad y el desprecio por los derechos humanos».
A los medios de comunicación les pide «superar ciertos clichés informativos» y «afinar la comunicación de lo que allí ocurre». «Vivir la comunión nos exige estar vigilantes a lo que en aquellas tierras ocurre», exhorta.
Muchas fotos de la peregrinación de obispos a Jordania, aquí.