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Cómo el apoyo a los cristianos de Tierra Santa les cambia la vida: el caso de Wafa, que pensaba irse

Wafa’ Musleh trabaja en el Hospital Pediátrico de Cáritas en Belén, y como tantos otros palestinos católicos, estaba pensando en abandonar su patria. Pero la inspiración para quedarse le vino de un grupo de peregrinos, demostrando que no es solo ayuda económica lo que necesitan los cristianos en Tierra Santa: también un apoyo moral.

Los lugares donde vivió Jesucristo se están vaciando de cristianos nativos, y sin ellos Tierra Santa corre el riesgo de convertirse en un enorme museo sin alma. La pandemia de coronavirus ha agravado la situación al acabar para una temporada con las peregrinaciones, de cuyos negocios adyacentes viven muchos de ellos y que habían crecido en los últimos años. Instituciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada canalizan permanentemente soporte económico a los cristianos de Oriente Medio.

Pero nada de eso fue lo que retuvo a Wafa’ Musleh, quien hace años estaba pensando abandonar Belén, porque no podía seguir sobrellevando los sacrificios que implica ser cristiano en Tierra Santa.

Pero en agosto de 2013 conoció a una comunidad católica de peregrinos italianos que visitaron Belén, y todo cambió gracias a las relaciones que hizo con ellos: «A través de esta amistad Dios me ha abierto mi corazón y mis ojos para saber cómo vivir una libertad en mi alma, en mi ser, no en mi cuerpo. Esto es algo que no podía alcanzar yo sola, como cristiana palestina viviendo en Tierra Santa», confesó a Rome Reports.

Fue la amistad y el apoyo de esos amigos le hizo ver la importancia de continuar con su misión en el Hospital Pediátrico de Caritas, y decidió permanecer en Belén. Y ahora su centro de trabajo se ha convertido en un centro fundamental en la lucha contra el coronavirus, porque las autoridades sanitarias les han confiado buena parte de las pruebas diagnósticas.

 

 

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