Vida y muerte, generosidad y violencia, se entrecruzan en la historia de Randa Aweis, de 58 años, una católica árabe, madre de seis hijos. Desde hace 9 años, sufre una grave enfermedad del riñón. Solo un trasplante podía ayudarla.
A mediados de mayo estalló la violencia en Tierra Santa. Además de los choques armados y el uso de bombas y cohetes entre Hamás y el Estado israelí, en muchos lugares chocaron con piedras y palos facciones violentas.
En Lod, una ciudad israelí de 77.000 habitantes, de los que un 30% son árabes, tradicionalmente se vivía en paz, pero en estos disturbios el 17 de mayo unos palestinos violentos mataron con un ladrillazo en la cabeza a Yigal Yehoshua, un judío israelí, electricista de 56 años, cuando volvía de un acto religioso.
El riñón del electricista judío es el que lleva ahora la señora Aweis, creando un lazo humano, íntimo, entre dos personas que no se conocían, de edad similar, un hombre judío que murió, una árabe cristiana que vivirá.
«Yigal irá directo al cielo, a un lugar mejor y siempre estará conmigo», dice la señora Aweis desde su cama de hospital en el Centro Médico Hadassah. «Todos, cristianos, musulmanes y judíos, debemos esforzarnos por la paz. Yo no distingo entre cristianos, musulmanes o judíos, todos somos seres humanos».
La señora Aweis dice que se siente muy agradecida y que le gustaría encontrarse con la familia de Yigal cuando esté mejor y que siente como si ellos fueran ya parte de su familia.
«Mi historia es una historia de paz, y si Dios quiere habrá paz», explica a la prensa local.
El trasplante simboliza la humanidad
El doctor Abed Khalaileh, musulmán, director del Servicio de Trasplante de Riñón del Centro Médico Hadassah, realizó la cirugía junto con el doctor Ashraf Imam. En una entrevista con el Canal 12, el doctor Khalaileh agradeció a la familia del donante “en un momento tan espantoso” y expresó su deseo de salud y paz para todos.
“La medicina en general y el trasplante en particular simbolizan la humanidad. En este caso, una mujer recibió una nueva oportunidad de vida”, describió el cirujano.
Los otros órganos de Yehoshua salvaron vidas adicionales en otros hospitales israelíes. El segundo riñón fue trasplantado a un militar de carrera retirado de 67 años, el hígado a una mujer de 22 y sus pulmones a un hombre de 69.
La familia de un joven musulmán también dona órganos
Ha habido otros casos similares estos días. Durante unas manifestaciones, murió el joven de 17 años Muhammad Mahamid, hijo de una familia musulmana importante en Um al Faham. La familia asegura que le mataron policías, mientras la Policía afirma que está investigando el caso. Con todo, la familia ha donado los órganos del joven muerto: 5 se han trasplantado a judíos, y otro a un árabe.
Mahmud Mahamid, el padre, declaró en la web israelí de noticias Walla: “Respetamos a todos. Vivo en este país y pido que cada persona piense que judíos y árabes somos lo mismo. Mi hijo murió, bendita sea su memoria, pero quiero dar vida a la gente».