Recientemente han sido descubiertos en Tel Lakish (la antigua Laquís) restos de un pequeño templo pagano de tiempos del Reino de Judá. Estaba situado cerca de la puerta de la ciudad y fue destruido para que no pudiese volver a destinarse al culto. Incluso se ha encontrado un retrete instalado por los judíos en el lugar.
Según informa Haaretz, los arqueólogos suponen que se puso con la intención de profanar el lugar, como parte de los ritos con los que el rey Ezequías combatió el culto idolátrico en el siglo VIII a.C. El hallazgo, por tanto, confirma el relato bíblico.
Un retrete destinado, principalmente, a profanar el lugar de culto baálico después de haberlo destrozado.
Laquis está considerada como la segunda ciudad más importante de Judea en tiempos del Primer Templo, después de Jerusalén. La zona del hallazgo había sido estudiada por arqueólogos británicos hace ochenta años, que pasaron el testigo hace cuarenta a arqueólogos israelíes dirigidos por el profesor David Ussishkin.
La última excavación llevada a cabo por la Autoridad de Antigüedades de Israel, liderada por su mismo director, Sa’ar Ganor, encontró las tres habitaciones orientadas al sur de la estructura de seis cámaras que formaba la puerta de la ciudad. Las habitaciones al norte ya habían sido encontradas.
Vista aérea de la puerta de Laquis, donde se aprecian perfectamente las seis cámaras que la componen.
“Según la narración bíblica, las puertas de las ciudades eran el lugar donde todo sucedía: allí se sentaban los ancianos, los jueces, los gobernadores, los reyes. Al excavar se han encontrado los bancos donde lo hacían”, explicó Ganor.
Los bancos donde se sentaban las autoridades.
Los hallazgos en la primera cámara dan cuenta de la función burocrática que tenía la puerta, con sellos que indican “propiedad del rey de Hebrón” sobre distintos elementos que sugieren que formaban parte del sistema de impuestos.
Sello que indica el sentido administrativo del lugar.
Según Ganor, varios objetos encontrados apuntan a los preparativos militares y administrativos del reino para la guerra contra Senaquerib, el rey de Asiria, a finales del siglo VIII a.C. Este monarca sería quien acabaría destruyendo la puerta en el año 701 a.C.
También se encontraron rotos algunos elementos de culto, lo cual, afirma Ganor, “probablemente es una prueba de la reforma religiosa atribuida al rey Ezequías, al centralizar en Jerusalén los lugares de culto y destruir los construidos fuera de la capital”.
En el Antiguo Testamento se lee que el rey Jehú, para extirpar de Israel el culto a Baal, destrozó y demolió sus templos y los convirtió “en cloacas que perduran hasta hoy” (2 Rey 10, 27). Es justo lo que han confirmado los arqueólogos 2800 años después.