Pese a que no hay una mención explícita al dogma de la Asunción de María en las Escrituras y que tanto la dormición como la muerte de la Virgen siguen siendo dos posturas admitidas dentro de la Iglesia, la tradición encuentra dos lugares en Tierra Santa en los que se contemplan ambas imágenes y se festeja esta solemnidad: la tumba de la Virgen, cerca de Getsemaní, y la iglesia Dormitio Beatae Virginis Mariae, de la Dormición, junto al Cenáculo.
Las celebraciones de la solemnidad de la Asunción en Tierra Santa comenzaron el 14 de agosto con una vigilia de oración en el jardín cercano a la Gruta de los Apóstoles, permitiendo a los numerosos religiosos, fieles y peregrinos reunidos rezar en un clima de recogimiento y silencio.
El Custodio de Tierra Santa, Francesco Patton, invitó a reflexionar sobre el texto del Tránsito de la Virgen y su conexión con el sentido de la «peregrinación que es nuestra vida»: «También nuestra persona vivirá la hora de la muerte como momento de desprendimiento, pero al mismo tiempo como un momento en el que Jesús encomienda amorosamente nuestra alma a sus ángeles para que la guarden mientras espera que toda nuestra persona experimente la resurrección, en el paraíso ” (Puedes leer aquí el texto completo).
Tras esta primera oración tuvo lugar la procesión nocturna a la Dormición de la Virgen por el jardín de los olivos, que condujo a los fieles hasta la Basílica de la Agonía. Después de la última oración, el Custodio depositó pétalos de rosa sobre la Virgen dormida y finalmente bendijo a la asamblea.
Las celebraciones prosiguieron la mañana de este martes, con una misa a las 7:30 y la posterior misa solemne que presidió el mismo Francesco Patton a las 10:00 horas.
En su homilía, el Custodio subrayó la belleza de María: «María es bella con una belleza que viene dada por la presencia constante del Espíritu Santo en su carne, que hace transparente a la criatura, capaz de manifestar la belleza que le viene de Dios. Maria es hermosa de una belleza que luego se manifiesta en su bondad de mujer, de esposa y de madre” (aquí el texto “María mujer hermosa”).
Este año, las monjas franciscanas Hijas de Santa Isabel llevaron la imagen de la Asunción en la tradicional procesión al final de la celebración eucarística.
A lo largo de los últimos años, la Abadía de la dormición ha sido objeto de cierres y restauraciones hasta su reapertura al público, de la que no pocos fieles de todo el mundo se están beneficiando.
Christian Media Center recoge el caso de algunos miembros de la comunidad local de habla alemana, como Stefanie Madeleine Shulz, quien considera a la abadía como su «hogar«.
«Estoy muy agradecida de poder estar aquí en la Abadía de la Dormición, que se ha convertido en mi hogar estos últimos 2 años. El hermano Elias me bautizó en la cripta el año pasado, aquí mismo en el Monte Sion: fue algo muy especial. Es muy emotivo para mí estar aquí el día que celebramos la Asunción de María y pasarlo con la gente, con la comunidad benedictina que se ha convertido en mi familia«, explica.
Marco Matteis, uno de los representantes de la comunidad alemana en Ramallah, también destaca su alegría por poder estar en un lugar tan importante para peregrinos como para residentes alemanes que desean rezar.
«Estoy muy feliz de que esta basílica haya vuelto a abrir. Fue un momento muy emotivo para mí personalmente estar aquí hoy también», menciona Matteis.
La mañana de este 15 de agosto tuvo lugar una Santa Misa celebrada con motivo de la Asunción y presidida por el abad de la basílica, Nikodemus Schanabel, a la que acudió la comunidad alemana para loar las implicaciones de este dogma de fe.
«Estamos muy contentos y orgullosos de ser los custodios de esta fiesta. Y es un misterio muy importante: hoy celebramos nuestra esperanza. No es sólo la vida de la Virgen María, la madre de Dios, sino que es la esperanza de todo ser humano, creado a imagen de Dios, que tiene alma pero también tiene cuerpo. ¡Realmente podemos esperar que cada cosa corporal como un abrazo, un beso y una sonrisa, nunca se olvide, sino que se salve en el cielo! E incluso nuestras heridas, lo que duele, serán sanadas en la presencia de Dios», afirmó el abad.
Tras la Santa Misa, los peregrinos y asistentes descendieron a la cripta donde bendijeron ramos y plantas que se repartieron entre los fieles, siguiendo la tradición y recordando el momento en que los apóstoles no encontraron rastro alguno del cuerpo de María en la tumba, sino solo flores aromáticas.
«Esta es la tradición original. Si ves estas hierbas, puedes verlas, tocarlas, olerlas, puede saborearlas, son comestibles, si las mueves hacen sonidos, entonces también puedes escucharlas. Así que también es una celebración de nuestro sistema corporal: nuestra fe, nuestra búsqueda de Dios no es solo una cosa de la mente, el cerebro, ni siquiera un viaje intelectual, sino todo nuestro cuerpo con ojos, oídos, labios, nariz y dedos…. Buscar a Dios, esto es lo que celebramos: un gran agradecimiento a Dios por nuestra alma y nuestro cuerpo«, concluyó.
La oración prosiguió hasta la tarde, con el rezo de vísperas a las 16:30 y la posterior peregrinación franciscana a la Tumba de María, otro de los lugares más emblemáticos que más peregrinos acogen este 15 de agosto en Tierra Santa.
Según informa el portal de la Custodia de Tierra Santa, fue en este último emplazamiento donde concluyeron las celebraciones por la solemnidad de la Asunción, único día en que los franciscanos pueden realizar esta tradicional peregrinación.Cientos de fieles y peregrinos de Tierra Santa celebran la Asunción de María en su tumba, con el custodio Patton a la cabeza.
De hecho, los Frailes Menores, después de un período de posesión exclusiva de la Tumba, fueron expulsados definitivamente de ella en 1757. Hoy el lugar está custodiado por ortodoxos griegos y armenios y constituye, junto con Belén, el Santo Sepulcro y la Ascensión, el cuarto Lugar Santo regulado por el Statu Quo, según el cual los franciscanos pueden continuar yendo, solemnemente en procesión, sólo en la fiesta de la Asunción .
Siguiendo al Custodio de Tierra Santa, que fue el primero en arrodillarse en oración en el Sepulcro, los peregrinos entraron en el santuario para acercarse y venerar el bloque de roca.