«Programa niño santo», el exitoso proyecto de unas franciscanas de Belén que sana a través de la esperanza

Jóvenes del Programa niño santo.

A los tres años, el pequeño Usamá tenía graves problemas de conducta asociados a su diagnóstico de autismo y trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Además de lidiar con un trastorno compulsivo, sufría de ecolalia -repetición involuntaria de lo último que se escucha- y vivía cerca de Belén con su madre y sus tres hermanos, sin poder ver a su padre al estudiar en el extranjero.

Sin prácticamente ayuda, su madre oyó hablar de la labor de las Hermanas Franciscanas de la Eucaristía. Desde hacía unos años dirigían un programa cerca de Belén dedicado a ofrecer ayuda y esperanza a niños con problemas cognitivos y de comportamiento, convirtiéndose en la única esperanza para el niño y su madre.

Durante los siguientes once años, el joven permaneció junto a las religiosas en el centro de Beit Sahour recibiendo ayuda para paliar los efectos de sus dolencias. Hoy, con 17 años, Usamá trabaja junto a su padre como criador de caballos y se desenvuelve socialmente como nunca pensó que pudiese hacerlo: mantiene amistades estables y duraderas, puede mantener conversaciones con normalidad y contacto visual con otras personas.

La de este joven es solo una de las muchas historias de éxito asociadas al Programa niño santo (Holy Child Program).

Fundado en 1995 por las Hermanas Franciscanas de la Eucaristía, este programa centrado en la educación especial y religiosa es uno de los pocos que llevan a cabo esta tarea en la ciudad de Belén.

Comenzó con 4 alumnos… y ya son 35 al año

El programa comenzó con tan solo cuatro niños. Hoy, 35 familias se benefician cada año de la atención, apoyo y esperanza que les ofrecen las religiosas, ofreciendo también programas adicionales en Cisjordania, como centros de capacitación para universidades locales como las de Belén, la Universidad An Najah en Nablus y la Universidad Birzeit. Asimismo, lleva la terapia no solo a los menores, sino también a sus familiares.

Alumno del Programa niño santo.

El Programa Santo Niño, informa su página web, funciona a modo de «santuario de seguridad» para las familias de la región,  facilitando la «adquisición y desarrollo de nuevas habilidades, la recuperación y la rehabilitación de los traumas e infundiendo esperanza«.

Una labor que desarrollan con la estrecha participación de las familias de los alumnos, que contribuyen al «proceso de curación» a través de asesoramiento familiar, grupos de padres y realizando diversas actividades en el hogar asociadas al fomento de una buena dinámica familiar.

Un exitoso programa con alta capacidad evangelizadora

A medida que el niño progresa en la escuela, toda la familia lo hace. Al servir a la familia, dicen, «servimos a la comunidad local y en general, ya que cada familia vive lo que ha aprendido, aumentando el beneficio social. Servir al niño es servir a la familia».

Parte de su labor se centra no solo en sobrellevar las dolencias de los niños, sino también en fomentarles esperanza en una sociedad donde quienes padecen estos problemas son automáticamente «marginados», recoge la edición inglesa de Vatican News.

La atención que lleva a cabo el equipo integrante de este programa no se limita a su periodo estrictamente escolar, sino que una vez graduados, continúa prestándoles seguimiento y apoyo durante un mínimo de dos años para colaborar en su plena integración.

La página web del proyecto ofrece otras actividades desarrolladas por el centro y la escuela de hermanas franciscanas de Beit Sahour como son los campamentos de verano, siendo una buena ocasión para asignar a cada uno de los futuros alumnos una atención más personalizada.

Alumnos del Holy Child Program. Según el servicio de información vaticano, el programa cuenta con una tasa de éxito en el 96% de sus graduados. Esto implica que quienes completan el Programa niño santo acaban siendo incluso un apoyo económico para sus mismas familias gracias a sus empleos.

Basado en la enseñanza y doctrina cristianas, el Programa niño santo incluye momentos dedicados por entero a la oración en un entorno católico, atendiendo a unas ratios que, en el curso 2022/2023, implicaba un 59% de alumnos cristianos y un 49% musulmanes, siendo la evangelización una oportunidad real.

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