El cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, compareció este viernes ante diversos medios internacionales en una rueda de prensa convocada por Ayuda a la Iglesia Necesitada en sus oficinas centrales de Berlín.
Transmitió un mensaje de cierta esperanza, al señalar que «hemos sobrepasado el punto culminante de la guerra de Gaza” y que el final de la guerra en el sur del Líbano crea «una situación nueva»: “Mi impresión es posible que en las próximas semanas o meses se llegará a una forma de acuerdo, pero el fin de la guerra no es el fin del conflicto”.
La llamada del «abuelo»
La parroquia de Gaza («la que menos se queja de toda la diócesis«, alabó, a pesar de la penosa situación de la población, un 90% desplazada de sus hogares) se encuentra preparando la Navidad «para hacerla lo mejor que sea posible». Todos los días recibe la llamada del Papa Francisco, quien «se ha convertido en el abuelo de los niños». Esa permanente comunicación, por breve que sea, «es un gran apoyo espiritual y psicológico» para todos los parroquianos, que están juntos y siguen necesitando ayuda.
Pizzaballa destacó el importante papel que tienen que seguir desempeñando los cristianos de Tierra Santa, aunque sean solo un 1,5% de la población, porque «cuando la guerra acabe, el conflicto seguirá ahí». La Iglesia puede influir positivamente, porque, a diferencia de judíos y musulmanes, «no tiene una agenda política«: «Los discursos del odio cierran los horizontes y nosotros traemos un discurso de esperanza”.
Porque no estamos ante una guerra de religión, quiso aclarar: “Es un enfrentamiento entre comunidades religiosas, pero no por la religión. Es un enfrentamiento político donde la religión es utilizada en las luchas por el poder político”.
«El demonio quiere echarnos»
Por todo ello, el patriarca latino de Jerusalén señala que “el demonio quiere echarnos de Tierra Santa. Siempre hemos estado ahí, y la Tierra Santa es el lugar del testimonio de la Revelación. Mantener la fe y la memoria del Cristo histórico es esencial. La fe cristiana no es una narrativa, es una fe histórica: Dios se encarnó y vivó allí, y la presencia de los cristianos mantiene esa presencia. El demonio quiere echarnos de tierra Santa. Por eso no solo es importante que nos quedemos, sino que traigamos a los cristianos con peregrinaciones”.
A pesar de cuanto pueda parecer, es seguro peregrinar allí, sobre todo tras finalizar la contienda en el Líbano: “Es importante pensar en volver. Les animo a tener el valor de venir, las peregrinaciones son seguras. Belén, Nazaret, Jerusalén… son ciudades seguras, es importante venir y hay esperanza para el futuro”.
Peregrinos en camino hacia una Iglesia viva
Porque, por un lado, y como tantas veces se ha dicho, las peregrinaciones son la fuente de trabajo para miles de cristianos que, de otra forma, tendrían que irse buscando empleo. Peregrinando a Tierra Santa, aunque sea unos días, los cristianos de todo el mundo contribuyen a que siga habiendo cristianos allí.
Y podrán comprobar in situ todo lo que hacen: “Iniciativas pastorales, de formación para los niños, de creación de oportunidades de trabajo… No somos una Iglesia que esté muriendo, somos una Iglesia viva», proclamó Pizzaballa.