Pentecostés ha sido un poco distinto este año en Tierra Santa. Ya fue raro los dos anteriores, con todas las limitaciones del coronavirus. Ahora hay algunos peregrinos que ya vuelven, y muchas ganas de que los cristianos, que son pocos en el país de Jesús, y a veces de estilos y orígenes muy distintos, puedan reunirse y celebrar la fiesta del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia.
El Cenáculo «histórico», un espacio poco atractivo
El lugar que tradicionalmente se considera el Cenáculo, escenario de la Última Cena y de las lenguas de fuego de Pentecostés, está en manos del Estado de Israel. Lo que ven los visitantes es una capilla gótica no muy impresionante, de época cruzada, con un mihrab (espacio decorado en la pared orientado a la Meca) de época otomana. Estos meses de pocas visitas, algunos musulmanes que pasan por allí rezan unos instantes postrándose en el suelo.
En el piso de abajo, una fundación judía protege un espacio que asegura que es la tumba del Rey David, aunque los arqueólogos e historiadores piensan más bien que es la tumba de un caballero cruzado.
Cuando llegan peregrinos cristianos a la sala del Cenáculo, después de una cierta decepción al ver la sala gótica desnuda, suelen rezar e invocar al Espíritu Santo. Si son pentecostales o carismáticos, cantan himnos del Espíritu y alaban con oración en lenguas. Si son católicos, recitan el «Veni Creator Espiritus» o la Secuencia de Pentecostés. También es posible hacerlo en la terraza o el «tejado» al aire libre.
En este Pentecostés, la iniciativa de Movimientos Cristianos y Nuevas Comunidades en Tierra Santa animó a los fieles a reunirse en grupos pequeños entre la noche de la Ascensión y la vigilia de Pentecostés, para repetir la fórmula de Pentecostés: hermanos que rezan reunidos con María en grupos -cenáculos- esperando la acción del Espíritu Santo.
Una iniciativa de nuevas comunidades y el Patriarca
La idea surgió en un encuentro en febrero entre el Patriarca latino, Pierbattista Pizzaballa, y representantes de estas comunidades, varias de ellas de estilo carismático. Acudieron a ella representantes de los Focolares, el Camino Neocatecumenal, Regnum Christi, la Institución Teresiana (fundada por el andaluz San Pedro Poveda), Servidores del Evangelio de la Misericordia (realidad nacida de los misioneros de Verbum Dei), los Hermanitos de la Hospitalidad (inspirados en Charles de Foucauld, trabajan con jóvenes) y las comunidades carismáticas internacionales Canção Nova, Shalom, Chemin Neuf, Emmanuel, Bienaventuranzas y Koinonía Juan Bautista. Cada una de estas realidades internacionales ayuda a sostener una o más iniciativas misioneras en Tierra Santa, enviando sacerdotes, religiosos o consagrados.
La idea fue que las comunidades se coordinaran con la iglesia local para reunirse en grupos de oración la semana anterior a Pentecostés para rezar juntos y leer el Evangelio. Esos encuentros se llamaron «Cenáculos», y cada uno lo organizó «a su estilo»: en unos se cantaba más, en otros se rezaban más oraciones recitadas, en otros se hablaba y se escuchaban unos a otros.
La web del Patriarcado latino ha recogido algunas de las oraciones de petición al Espíritu en estos cenáculos:
– «Que el corazón de la gente se abra a Dios»;
– «Que el Espíritu Santo rompa todos los miedos del pueblo cristiano»;
– «Que nos convirtamos en verdaderos hermanos y hermanas»;
– «Que seamos transformados por el amor de Dios»;
– «Que el Espíritu Santo renueve nuestros corazones para que se parezcan a los de Jesús»;
– «Que destruya nuestros pensamientos negativos sobre los que son diferentes y renueve nuestro amor por ellos»;
– «Que venga a darnos una nueva esperanza, a demostrar que nada es imposible para Dios». ..
No a una doble vida sin el espíritu
El sábado por la noche, Vigilia de Pentecostés, se celebró un encuentro de conclusión de esos cenáculos con el Patriarca Pizzaballa, el arzobispo William Shomali (Vicario General para Jerusalén y Palestina), Giacinto-Boulos Marcuzzo (obispo emérito latino), Tomasz Grysa (de la Nunciatura en Tierra Santa) y Jean-Pierre Cattenoz (arzobispo emérito de Avignon, conocido por su frecuente asistencia a manifestaciones y concentraciones provida y profamilia).
Hubo espacio para compartir testimonios del encuentro con Dios. Un sacerdote habló de su infancia sin padre; unos padres contaron la historia de la lucha de su hijo pequeño contra el cáncer; una pareja describió su encuentro con la comunidad Emmanuel, que les ayudó a encontrar el camino de la paz tras los primeros años de su matrimonio.
En esa Vigilia, el Patriarca predicó previniendo contra una doble vida, la de los cristianos que solo tratan con el Espíritu Santo en «cosas eclesiales» y no en su vida social o cotidiana.
«A veces me parece que corremos el riesgo de vivir en dos niveles. En nuestras reuniones y asambleas de la iglesia, hablamos del Espíritu Santo y de sus frutos. En la vida real, activamos dinámicas de vida que tienen otros criterios más humanos, lo que hace que nuestra vida eclesial sea poco creíble», advirtió el Patriarca latino.
«También nos hacemos muchas preguntas sobre nosotros mismos, sobre nuestra Iglesia, sobre las direcciones y los rumbos a seguir. Y alrededor de estas preguntas a veces percibimos un fondo de miedo o desorientación. Pero el Espíritu es la vida. No garantiza buenas condiciones de vida, no nos exime de las fatigas y contradicciones de la vida, que también están presentes entre nosotros, pero sí es una plenitud de vida, que no debe confundirse con la perfección de la vida, que nunca tendremos. Todo esto es irreconciliable con el miedo, y sólo podemos entenderlo si sabemos cultivar nuestra interioridad», añadió Pizzaballa.
(Lea aquí la reflexión completa de Pizzaballa en la Vigilia de Pentecostés de 2022).
La misa de Pentecostés
Al día siguiente, a las 10 de la mañana, el Patriarca celebró la misa de Pentecostés en la iglesia de San Vicente de Paúl en Mamilla (Jerusalén). Tradicionalmente, la misa se celebra en la Abadía de la Dormición, pero este año, debido a las obras de renovación, las Hermanas de San Vicente de Paúl acogieron esta misa en su iglesia.
Pizzaballa comentó en su sermón la situación de los cristianos en Tierra Santa en nuestros días, comparándola a la del texto de Hechos de los Apóstoles el día de Pentecostés.
«Se parece a la descripción de nuestra Iglesia en Jerusalén hoy: somos pocos y sin ningún poder humano, divididos en muchas iglesias diferentes, con ideas profundamente diferentes sobre la misión de la Iglesia, sobre la política y sobre muchas otras cosas. No somos perseguidos, pero ciertamente no podemos decir que somos amados. No tenemos un gran impulso misionero de proclamación. A veces nos parecemos más a los discípulos aún encerrados en el Cenáculo por miedo, más que a Pedro que con su discurso valiente anuncia a todos que Cristo es el Señor. Por eso necesitamos realmente del Espíritu, ese poder que sólo puede venir de lo alto (cf. Lc 24,49), que nos hace capaces de volver a ser cristianos, constructores de un nuevo modo de vida», advirtió.
(Lea la homilía aquí completa)
El Padre Nicodemus, Vicario Patriarcal para los Migrantes y Solicitantes de Asilo, sus Hermanos Benedictinos de la Dormición y el Capítulo de Jerusalén de la Capellanía Filipina del Vicariato para los Migrantes y Solicitantes de Asilo (VMAS) organizaron la celebración. Tras la misa, la comunidad filipina ofreció una comida a todos los fieles, concluyendo la celebración en un ambiente de alegría.
Vea aquí la galería de fotos de la Misa de Pentecostés 2022 con el Patriarca Pizzaballa.