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La de Gaza no cumple las condiciones de una «guerra justa», según la Comisión Justicia y Paz de Tierra Santa

La Comisión Justicia y Paz de Tierra Santa ha emitido un documento en el que afirma tajantemente que ni la guerra que actualmente se libra en Gaza reúne las condiciones de una «guerra justa», ni los católicos de los santos lugares desean «ser utilizados para justificar esta violencia».

Así lo ha expresado la Comisión a través de una nota relanzada a su vez por Agencia Fides, en la que se afirma que «como católicos de Tierra Santa que compartimos la visión del Papa Francisco de un mundo en paz, nos indigna que actores políticos en Israel y en el extranjero estén utilizando la teoría de la ‘guerra justa’ para perpetuar y legitimar la guerra en curso en Gaza«.

La nota, difundida para subrayar la negativa al uso indebido del concepto de «guerra justa», cuestiona además que al hacerlo no solo «causa alarma entre nosotros los cristianos», sino que también «se utiliza cada vez más como arma para justificar la violencia en curso en Gaza».

Condiciones de la guerra justa

El documento de la Comisión Justicia y Paz de Tierra Santa reitera las condiciones indispensables que permiten definir una guerra como «justa» desde el punto de vista de la doctrina católica, que también se enuncian en el párrafo 2309 del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC).

Dichas condiciones son, según el CIC:

— Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.

— Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.

— Que se reúnan las condiciones serias de éxito.

— Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.

En la nota también se remarca que tras los ataques del 7 de octubre contra instalaciones militares, zonas residenciales y un festival de música en el sur de Israel por parte de Hamás, así como «la catastrófica guerra emprendida en respuesta por Israel», el Papa Francisco -entre otros católicos «de alto rango»- «han pedido continuamente un alto el fuego inmediato y la liberación de los rehenes«.

En este sentido, «los teólogos de la moral católica de todo el mundo también han subrayado que ni los ataques de Hamás del 7 de octubre ni la devastadora guerra de respuesta de Israel cumplen los criterios de una “guerra justa” según la doctrina católica«, señala el comunicado.

Imposible de medir las perspectivas de éxito

Entre otros motivos, agrega la Comisión, porque «en el nuevo estallido de violencia en Tierra Santa «la falta de objetivos declarados por Israel hace imposible medir si existen ‘serias perspectivas de éxito’. Por encima de todo, las guerras justas deben distinguir claramente entre civiles y combatientes, un principio que ha sido ignorado por ambos bandos en esta guerra con trágicos resultados».

Del mismo modo se detalla cómo las guerras justas también deben emplear un uso proporcionado de la fuerza, lo que no puede decirse de una guerra en la que el número de muertos palestinos es decenas de miles superior al de Israel, y en la que una clara mayoría de las víctimas palestinas son «mujeres y niños».

«En casos muy raros»

La dudosa aplicación de la teoría de la «guerra justa» a los conflictos modernos – recuerda el documento de Justicia y Paz de Tierra Santa, recogido por la Agencia Fides – «ha llevado a la idea de que las guerras ‘justas’ sólo pueden existir en casos muy raros. Esto es particularmente cierto en el contexto del desarrollo de la industria armamentística contemporánea, capaz de causar muerte y destrucción a una escala desconocida«.

Hay quienes pretenden -insiste el Documento de Justicia y Paz en Tierra Santa- «que la guerra sigue las reglas de la ‘proporcionalidad’, alegando que una guerra que continúe hasta el final podría salvar la vida de israelíes en el futuro, poniendo en el otro lado de la balanza las miles de vidas palestinas perdidas en el presente».

De este modo, se prioriza la seguridad de hipotéticas personas en el futuro sobre las vidas de seres humanos vivos y que respiran, que son asesinados cada día. En resumen, la manipulación del lenguaje de la teoría de la guerra justa no se queda en las palabras: está teniendo «resultados tangibles y fatales«.

«Aunque somos una comunidad pequeña en Tierra Santa», señala el Documento de la Comisión de Justicia y Paz, «como católicos somos parte integrante de la identidad de esta tierra. Queremos dejar claro que nosotros, y nuestra tradición teológica, no debemos ser utilizados para justificar esta violencia. El testimonio que damos no es de guerra, sino de amor transformador, de libertad e igualdad, de justicia y paz, de diálogo y reconciliación».

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