Este domingo se inauguró en el Magdala Center la Casa de Peregrinos, el sueño original de lo que, a lo largo de los últimos quince años, se ha convertido en un enclave espiritual y arqueológico indispensable en Tierra Santa: «Paseando por estas playas el 16 de noviembre de 2004, Dios puso en mi corazón el deseo de construir una casa de acogida para peregrinos… Una visión muy simple: crear un lugar donde los peregrinos se sintiesen bienvenidos y ‘en casa’”. Así lo explicó el padre Juan Solana, LC, en las palabras que pronunció durante la ceremonia.
El padre Solana recordó que apenas llevaba una semana en Tierra Santa, con la misión de dirigir el Pontificio Instituto Cetro Notre Dame de Jerusalén, confiado por Juan Pablo II a los Legionarios de Cristo, cuando concibió esta idea de lo que pensó sería la extensión natural del Notre Dame en el área de Galilea. Algo fundamental desde el punto de vista de la finalidad del Instituto, pues «las playas de Galilea son testigo de los momentos más significativos de la vida pública de Jesús y llenan de amor el corazón y el alma de quienes contemplan estas aguas con los ojos de la fe».
Poco después de recibir esa inspiración, el entonces Custodio de Tierra Santa, el arzobispo Pierbattista Pizzaballa, ahora administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, le comentó la existencia de una propiedad conocida como Hawaii Beach, situada en el área de la antigua Magdala. Era el 31 de marzo de 2005. Los superiores del padre Solana aprobaron la idea de comprarla e instalar esa casa de peregrinos con una condición, que detalló él mismo durante su discurso: “Usted es personalmente responsable de todo el proyecto, desde el principio hasta el final”.
Y así fue: “Me embarqué en esta gran aventura convencido de que Dios bendeciría mis esfuerzos por hacer realidad este sueño”, comentó, y de hecho su actividad a lo largo de los últimos quince años ha sido incansable para conseguir fondos y para afrontar el inesperado y enriquecedor hallazgo de valiosísimos restos arqueológicos.
En 2009 el lugar fue visitado por Benedicto XVI, quien hizo al padre Solana una pregunta “profética”: «¿Qué hará si encuentra restos arqueológicos?» Y los hallaron poco después: la antigua ciudad de Magdala y una sinagoga del siglo I, un hallazgo único en Tierra Santa, y en ella la ya célebre Piedra de Magdala. Vestigios de una época que el padre Solana califica como «cruce de caminos de la historia judía y de la historia cristiana: para el pueblo judío, el siglo I es definido como el Periodo del Segundo Templo, para los cristianos son el tiempo de la vida y predicación de Jesús y de la congregación de sus primeros discípulos”.
Finalmente, como gran hito, el 28 de mayo de 2014 se inauguraron el templo Centro Duc In Altum y el Parque Arqueológico de Magdala en coincidencia con la visita del Papa Francisco, quien bendijo el tabernáculo. Desde entonces miles de peregrinos y cientos de voluntarios han ido dando vida a un lugar que se ha hecho imprescindible en toda peregrinación a Tierra Santa.
Ahora estos esfuerzos llegan a su conclusión pues Magdala «entra en una nueva fase» tras la inauguración del centro de peregrinos. Pero son necesarios esfuerzos nuevos, que detalló el padre Juan. Como el proyecto de un Centro de Visitantes donde se aprovecharán tecnologías punta para presentar a los peregrinos una profundización en el conocimiento de la cultura judeocristiana y de los valores bíblicos. Además el centro de peregrinos seguirá ampliándose, pensando ahora en el Gran Jubileo de 2033, bimilenario de la Resurrección.
Por lo demás, Magdala Center continuará aprovechando sus instalaciones para ofrecer programas sobre algunas de sus misiones específicas, como acciones de promoción de la dignidad de las mujeres, retiros espirituales, cursos de sanación interior, encuentros ecuménicos e interreligiosos, etc.
Todo el discurso del padre Solana estuvo plagado de palabras de gratitud a infinidad de benefactores y colaboradores del proyecto: «Gracias a Eduardo Sánchez Junco, Roberto Plascencia, Aida Elena Recio, Malena Zapata, Antonino Fernández, Tom Cousins, Scott Follett…. ¡y tantos otros!».
Todos ellos han hecho posible que «este hermoso lugar vaya a jugar un importante papel» en distintos objetivos: «Desvelar el ‘genio femenino’, servir como lugar ideal para la proclamación del Reino de Dios, ser un modelo de un tipo de servicio voluntario a imitación del que María Magdalena y las otras mujeres del Evangelio llevaron a cabo sirviendo a Jesús, animar el diálogo y encuentro entre culturas y religiones con gran respeto por la digindiad de todos los visitantes de Magdala…»
«Este sueño está simbolizado», concluyó el padre Juan, en el altar en forma de barca que caracteriza la iglesia Duc In Altum, y que «representa a la Iglesia de Cristo navegando a través de la historia y avanzando en la fe, la esperanza y la caridad«.