El «New York Times» otorga a la Piedra de Magdala una importancia decisiva para conocer el judaísmo

El pasado martes  8 de diciembre, The New York Times publicó un extenso reportaje sobre la Piedra de Magdala y su importancia arqueológica e histórica. Se titula Un bloque de piedra tallada trastoca lo que se creía sobre el judaísmo antiguo y resalta la importancia del hallazgo realizado en 2009 durante la construcción del Magdala Center, una historia que relató en Madrid el pasado 2 de junio, durante una conferencia organizada por la Fundación Tierra Santa, el padre Juan Solana, LC.

El 16 de agosto fue la CNN la que consagró un breve reportaje a los descubrimientos realizados en los últimos años en ese privilegiado enclave cristiano en Tierra Santa. Todo ello confirma el interés que va despertando en todo el mundo la sinagoga del siglo I allí encontrada, donde es más que razonable pensar que predicó Jesucristo. En el lugar se ha encontrado una moneda del año 29 dC.

Quienes tallaron la piedra veían el Templo de Herodes
"Lo que convierte la piedra en un raro hallazgo en la arqueología bíblica", afirma ahora Isabel Kerschner en el New York Times, "es que cuando fue tallada el Segundo Templo todavía existía en Jerusalén a la vista de quienes la cincelaban", por lo cual "la piedra es una especie de antigua fotografía".


El padre Juan Solana, LC, primero por la izquierda, junto a una réplica de la Piedra de Magdala que llevó al Encuentor Mundial de las Familias celebrado en Filadelfia (Estados Unidos) el 29 de septiembre.

"Cuando me acerqué a la piedra no podía creer lo que estaba viendo", afirma Rina Talgam, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, especialista en arte antiguo de Oriente Medio. Esta investigadora, que había sido comisionada para el estudio de la piedra por la Autoridad de Antigüedades de Israel, "concluyó que lo que estaba contemplando era una descripción tridimensional del Templo de Herodes, incluido su sancta sanctorum interior". Desde entonces, la profesora Talgam ha estado descifrando e interpretando las inscripciones y símbolos hallados en la Piedra de Magdala y analizando las implicaciones del descubrimiento.

Espacio sagrado
Que no son menores. Según se pensaba hasta ahora, antes de la destrucción del templo en el año 70 dC, las sinagogas eran centros de vida comunitaria, y fue sólo en la diáspora del pueblo hebreo cuando empezaron  a ser concebidas como un lugar sagrado reservado a un ritual religioso. Sin embargo, la Piedra de Magdala fue hallada en el centro de la sinagoga, la única del siglo I conocida: "Como si fuese un templo menor" cuando aún existía el Templo de Herodes, apunta la doctora Talgam.

Un punto de vista que, según el artículo, comparten otros investigadores, como Elchanan Reiner, profesor emérito de Historia en la Universidad de Tel Aviv, quien considera que si la piedra representaba el lugar donde estaba el Espíritu de Dios en la sinagoga, eso daría "un nuevo significado a ese edificio público", que intentaría así acercar Jerusalén a los habitantes de Galilea.

También es sorprendente, según David Mevorah, restaurador de arqueología griega, romana y bizantina en el Museo de Israel, la menorá [candelabro] de siete brazos tallado en la Piedra de Magdala, que en su opinión carecería de sentido en la Magdala del siglo I, en cuanto que es un símbolo tradicional evocador del Templo que no tendría sentido cuando el Templo existía y funcionaba normalmente.

Armonía religiosa
El artículo concluye recordando todos los elementos de la piedra que están alimentando el debate entre especialistas, en la medida en que el siglo I fue para el judaísmo muy rico en disparidad entre escuelas y muy conflictivo en cuanto a su interpretación simbólica.

Y la articulista del New York Times elogia también que, en medio del clima de tensión que se vive en Tierra Santa, "el Proyecto Magdala enfatice la armonía religiosa": "La tierra pertenece a una congregación religiosa católica, los Legionarios de Cristo, y los arqueólogos que dirigen las excavaciones y encontraron la Piedra son Dina Avshalom-Gorni, judía israelí, y Arfan Najar, musulmán.

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