54 años después la festividad del Bautismo de Jesús que se celebró este pasado domingo pudo realizarse en la iglesia de San Juan el Bautista en Qasr Al-Yahud, a orillas del río Jordán y lugar cristiano donde se recuerda el Bautismo de Jesús.
Los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa pudieron regresar a un templo que durante décadas ha estado repleto de minas y sin poder ser utilizado para el culto, por lo que este domingo fue un momento de júbilo para la comunidad cristiana.
La liturgia comenzó con la procesión de los franciscanos que, desde el monasterio greco-ortodoxo de San Juan, llegaron al terreno franciscano no muy lejos de las orillas del río, donde se celebró la santa misa.
Antes de la celebración eucarística el párroco de la parroquia de Jericó, fray Mario Hadchity recibió a los frailes y al Custodio de Tierra Santa fray Francesco Patton. “Estamos encantados, en este día especial, de que la Custodia de Tierra Santa con la ayuda de Dios, después de más de medio siglo, haya podido regresar a la iglesia latina de San Juan Bautista” dijo fray Mario. “Que sea un lugar donde todos los que entren puedan encontrar la gracia de Dios”. Después de besar la cruz y de la incensación, el Custodio hizo su entrada solemne abriendo personalmente la cancela del lugar, cerrada desde hace más de medio siglo.
Tal y como recuerda la Custodia de Tierra Santa, a la celebración presidida por el Custodio de Tierra Santa asistieron el nuncio apostólico en Israel y Chipre y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina, monseñor Leopoldo Girelli, el cónsul general italiano Giuseppe Fedele, la vicecónsul española Paloma Serra y una representación de las autoridades militares israelíes. En cumplimiento de las normas por el coronavirus, se hallaban presentes unas cincuenta personas divididas en grupos de diez y manteniendo la distancia.
“Fue el 7 de enero de 1967 cuando dos sacerdotes celebraron por última vez la santa misa en este santuario y firmaron en el registro de las misas. Fray Sergey pudo recuperarlo el 9 de agosto de 2018, entrando en el pequeño convento poco después de que el terreno fuera limpiado de minas”, dijo fray Patton en su homilía.
“Se trataba de un sacerdote inglés, don Robert Carson y de un sacerdote nigeriano, don Silao Umah. Hoy, 54 años y 3 días después, podríamos decir que al empezar el 55º aniversario desde que se cerró ese registro, al finalizar esta celebración eucarística volveremos a abrir el mismo registro, pasaremos página y en una nueva página podremos escribir la fecha de hoy, 10 de enero de 2021, y firmar con nuestros nombres para dar testimonio de que este lugar, que se había transformado en campo de guerra, un campo minado, ha vuelto a ser campo de paz, un campo de oración”.
El terreno, ya frecuentado desde 1641 para la peregrinación anual, fue adquirido por la Custodia en 1932, pero no fue hasta 1956 cuando se construyó una pequeña iglesia dedicada a San Juan Bautista y luego encomendada a los frailes del convento de Jericó. En 1967, al estallar la guerra entre Israel y Jordania, que afectó muy de cerca a la zona hasta el punto de que se convirtió en un campo minado de cincuenta y cinco hectáreas, los franciscanos fueron obligados a huir a toda prisa del convento, abandonando el sitio. Después de treinta y tres años, en 2000, se abrió un acceso con ocasión de la visita del papa Juan Pablo II a Tierra Santa.
En 2011 las autoridades israelíes hicieron el lugar accesible para los peregrinos y solo en enero de 2018 la asociación Halo Trust centró su interés en este territorio iniciando las tareas de desminado en marzo del mismo año y liberándolo por completo a finales de octubre de 2018.
Luego, en octubre de 2020 se devolvieron las llaves del lugar y se pudo comenzar el trabajo de limpieza y rehabilitación con el fin de hacerlo accesible a los peregrinos en el futuro. “Se realizaron obras urgentes para permitir la habitabilidad del lugar para la celebración actual del bautismo”, comentó el ingeniero Leonardo di Marco, director de la Oficina Técnica de la Custodia. “Tenemos intención de volver a abrirlo a los peregrinos, que podrán encontrar un lugar donde detenerse y meditar en rincones de oración que se construirán alrededor de la iglesia central, dentro de un jardín de palmeras. La experiencia de los peregrinos continuará con la visita al Jordán a través del camino detrás de la iglesia de San Juan, que lleva hasta el altar situado a orillas del Jordán, también propiedad de la Custodia”.
Al final de la celebración eucarística, antes de firmar en el libro de celebraciones, el Custodio de Tierra Santa dio las gracias a las autoridades presentes y al equipo de la Oficina Técnica implicado en la recuperación y restauración del lugar. “Quiero dar las gracias de manera especial al presidente Rivlin que deseaba firmemente la restitución de estos lugares santos a las Iglesias”, dijo el Custodio fray Patton. “En muchas reuniones siempre ha hablado de su sueño de que las dos orillas del Jordán estén en paz y que también gracias a este lugar santo exista una colaboración entre Israel, la Autoridad Palestina y el reino de Jordania. Por este motivo, en los últimos años el presidente ha realizado muchos esfuerzos para que este lugar pudiese volver a ser lugar de oración y acogida para los peregrinos. Como Custodia de Tierra Santa, estamos muy contentos de que el primer lugar de la zona que vuelve a ser lugar de oración y celebración sea precisamente nuestro santuario de San Juan Bautista”.