El Reino Unido se prepara para uno de los acontecimientos más importantes de sus últimas décadas: la coronación del rey Carlos III. El próximo seis de mayo, el mundo anglosajón pondrá sus ojos en la Abadía de Westminster, en Londres.
Uno de los ritos más interesantes de esta celebración, dirigida por el Arzobispo de Canterbury, será la crismación del nuevo monarca y de su esposa. Un aceite que, como manda la tradición, fue consagrado en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén el pasado viernes 3 de marzo.
La Corona británica y Tierra Santa
Theophilos III, patriarca ortodoxo de Jerusalén, fue el encargado de consagrar el crisma. En esta ceremonia llena de simbolismo también estuvo presente Hosam Naoum, arzobispo anglicano en Jerusalén. El aceite se ha elaborado a partir de aceitunas recolectadas de dos olivares en el Monte de los Olivos, en el Monasterio de María Magdalena y el Monasterio de la Ascensión.
Curiosamente en el Monasterio de María Magdalena se encuentra enterrada la abuela de Carlos III, la princesa Alicia de Grecia. Para la elaboración del aceite se ha usado una receta secreta, que ya se utilizó en la coronación de la reina Isabel II.
Las aceitunas fueron prensadas en las afueras de Belén. El aceite ha sido perfumado con aceites esenciales, como sésamo, rosa, jazmín, canela, neroli, benjuí y ámbar, además de azahar.
«Mi deseo ha sido que se produzca un nuevo Aceite de Coronación con aceite de oliva del Monte de los Olivos. Esto demuestra el profundo vínculo histórico entre la Coronación, la Biblia y Tierra Santa. Desde los reyes antiguos hasta nuestros días, los monarcas han sido ungidos con aceite de este lugar sagrado», ha dicho el Arzobispo de Canterbury.