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Conocer mejor a Cristo a través de las fiestas judías: la sorpresa de «profundizar en un tesoro infinito»

Javier Lozano / Fundación Tierra Santa

Jesucristo nació judío y vivió como tal cumpliendo las leyes del pueblo de Israel. Y así lo hizo hasta su muerte. Con su Resurrección y la llegada de Pentecostés nacería la Iglesia, pero para los cristianos es difícil comprender este florecimiento del cristianismo sin la el papel del judaísmo de aquella época tanto en el propio Cristo como en sus discípulos.

Precisamente, en este aspecto profundiza Francesco Voltaggio, sacerdote que lleva 18 años en Tierra Santa, doctor en Sagrada Escritura y Arqueología Bíblica, y actualmente rector del Seminario Redemptoris Mater de Galilea, en sus libros Las fiestas judías y el Mesías y Espera, Adviento, Navidad del Mesías, ambos publicados en español por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Aprovechando la presencia de este misionero en Madrid para un congreso en la Facultad de Literatura Cristiana y Clásica San Justino de la Universidad San Dámaso, el autor presenta ambas obras este martes a las 19.30 horas en la parroquia Santa Catalina de Siena de Madrid.

Voltaggio, especialista por su formación y también por su misión en Tierra Santa, cree que no se puede negar que para los cristianos es fundamental conocer el Antiguo Testamento y también las tradiciones judías, sus fiestas y su liturgia para poder comprender de manera mucho más rica el Nuevo Testamento, la vida de Cristo así como la liturgia y fe de la Iglesia.

En el primero de estos libros, y sobre el que versará prácticamente toda esta entrevista, explica de una manera divulgativa y entretenida las fiestas judías más importantes, que se siguen celebrando todavía hoy en Israel, su cumplimiento en Jesucristo y su influencia en las fiestas cristianas.

-¿Qué relación existe entre las fiestas judías y el cristianismo?

Hay dos aspectos esenciales. La primera es que no se puede entender el cristianismo, el Nuevo Testamento, en general el origen del cristianismo, sin comprender el trasfondo judío no solamente través de las Sagradas Escrituras sino también a través de la transmisión oral de Israel. La Sagrada Escritura no ha sido entregada al “pueblo de Dios” como algo muerto sino acompañado de una tradición vida. Y esa tradición viva es la tradición de un pueblo, que es el de Israel. Conocer la liturgia y la transmisión oral es fundamental para profundizar en las raíces cristianas.

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El volumen intenta ver las fiestas en su desarrollo histórico y en el transcurso de la vida de Jesús, pero no solamente, porque San Juan Pablo II dijo que la liturgia judía como es vivida hoy puede iluminar algunos aspectos de la liturgia cristiana. Todavía Dios sigue haciendo su historia con su pueblo aunque no haya reconocido al Mesías. Hay una relación fundamental de estas fiestas judías para entender el Nuevo Testamento y el primer cristianismo. Pero también para iluminar nuestras fiestas cristianas.

-Pero, ¿cómo puede la tradición judía iluminar algunos de estos aspectos del cristianismo de los que hacía mención ahora?

En el documento vaticano Notas para una correcta presentación de los Judíos y el Judaísmo, que San Juan Pablo II retoma se dice que algunos aspectos de la liturgia judía como son vividos hoy pueden iluminar la liturgia cristiana.

Por ejemplo, en la fiesta de la Hannuká, la fiesta de la dedicación del templo se pide a los judíos mostrar los candelabros de nueve brazos, el Hanukiyah. Hay que mostrar esta luz del candelabro porque hoy según la práctica de la ley judía se tiene que colocar este candelabro en las ventanas o cerca de la puerta. Todos tienen que mostrarlo para que se vea, porque es el símbolo de la victoria de Israel y del “milagro” que ha hecho con los Macabeos tras reconquistar el templo y dedicarlo.

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Esto es muy interesante porque para nosotros los cristianos la Navidad es la fiesta de la luz y Jesús dice que no puede quedar escondida una luz en lo alto de un monte. En esta fiesta encienden las velas a partir de una vela central, por eso son nueve brazos aunque es una fiesta de ocho días. El brazo central que da luz a cada una de las velas se llama “siervo”. Aunque esto no lo hacían en el tiempo de Jesús tiene para nosotros un significado en sí mismo, porque tenemos que amar la liturgia judía, pero también como cristianos porque sabemos que esa luz son los cristianos. Jesucristo dice: ‘vosotros sois la luz del mundo’. Pero además Cristo es este “siervo” y nosotros sólo podemos ser encendidos por Él y por ello para nosotros es un símbolo de Jesucristo.

-¿Por qué en general los cristianos conocen tan poco sobre las fiestas judías pese a que en ocasiones aparecen en las propias Escrituras?

Conocemos muy poco por dos razones fundamentales. La primera es que en varios momentos concretos de la Historia de la Iglesia hemos cortado un poco con estas raíces judías por el miedo de ser judaizantes, de perder esta identidad cristiana, esta gran novedad del cristianismo. También porque hubo épocas en la Iglesia en la que convivían juntos cristianos y judíos, y tenían que guardar una identidad fuerte pues había un peligro de ser atraído por las fiestas judías. Y lo mismo le pasó a los judíos porque las fiestas cristianas son muy atractivas, podemos decir que mucho más que las judías. Fue algo recíproco.

La segunda razón es también de ignorancia, pero no necesariamente con culpabilidad. Entrar en la tradición oral judía y en la literatura rabínica… no es para nada fácil. Hace falta una preparación y estudio para conocer desde dentro el judaísmo.

-¿Podría haber alguna razón más?

– Podemos añadir una tercera razón de índole teológica, de considerar a la Iglesia, el pueblo de Dios, como nuevo Israel si con esta expresión entendemos que hemos sustituido al pueblo de Israel como si su tradición ya no fuera importante. Esto puede ser peligroso porque Jesucristo cumple exactamente todas las promesas y todas las realidades de Israel. Y si falta Israel, ¿qué va a cumplir Jesucristo? Es una razón teológica de “sustitución”, y también tiene algo de algo de antisemitismo, porque todavía queda algo de antisemitismo en la Iglesia, de considerar a Israel el pueblo maldecido por Dios.

-Francesco, ¿por qué conocer estas tradiciones judías y sus liturgias pueden ayudar al cristiano de hoy?

Porque conocer las fiestas judías como las vivía Jesús es esencial para entender muchos aspectos del Nuevo Testamento. Hay todo un movimiento desde antes del Concilio Vaticano II para redescubrir las raíces judías del cristianismo. No se puede entender algunas expresiones  o algunas líneas teológicas sin profundizar bien en estas fiestas judías.

Jesús, en la Última Cena, en una imagen de la película ‘La Pasión de Cristo’

Para un cristiano es esencial. Vayamos a un ejemplo clásico. La Eucaristía. No se puede comprender nuestra Eucaristía sin entender no sólo la Pascua bíblica sino también cómo era vivida en tiempos de Jesús. Las raíces de la Eucaristía están en la Pascua judía. Dios es el Dios de la Pascua, que va a pasar y nos lleva de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría. Este es exactamente el corazón de la Pascua judía que se va a cumplir plenamente en Jesucristo.

Hay que entender que en Jesucristo no se cumple solamente la Escritura, sino que se cumple toda la Historia de la Salvación que Dios ha hecho con el pueblo judío. Y esto es un aspecto fundamental. La Sagrada Escritura, como el Antiguo Testamento, siempre está conectada con la Tradición, porque viene de la tradición de un pueblo. Y está escrito para un pueblo, para ser vivido en la liturgia. Y no se puede vivir la Escritura sin la tradición. Esto pasaba ya con los judíos, y para nosotros los católicos es todavía mucho más importante.

-Entonces se puede decir que ya entonces no se podía separar Escritura y Tradición…

Cuando escuchas “el pueblo que caminaba en las tinieblas…” ¿Qué piensas? Inmediatamente tu formación de católico te lleva a la Navidad. No podemos ver la Escritura como algo desconectado de la tradición litúrgica. Y esto vale ya en el Antiguo Testamento.

Jerusalén es una ciudad santa para los cristianos, los judíos y también los musulmanes

Otro ejemplo, el Evangelio de San Juan está basado en las fiestas judías. En el capítulo 10 si no se entiende qué es la dedicación del templo y su fiesta no se puede entender la catequesis de Jesucristo cuando en el mismo templo habla de la consagración de sí mismo, y dice que el Padre le ha consagrado. Él se presenta como nuevo templo. Pero si no sabemos qué es ni qué es la fiesta por excelencia de la dedicación del templo, se puede entender su mensaje pero no se entra en todo el tesoro. El Evangelio está escrito para todos, pero estamos llamados a entrar en esta profundidad de este tesoro infinito…

-¿Qué fiesta judía cree que es las que más ha podido influir en el cristianismo?

– Es difícil contestar a esta pregunta porque cada fiesta ha influido de una manera determinante. Por eso es importante el libro, porque estamos acostumbrados a ver la relación con la Pascua, y es verdad. Pero por ejemplo en el Pentecostés judío, el Shabuot se ve la riqueza de las tradiciones judías. Se ve que como Jesucristo ha venido a cumplir la tradición judía y la riqueza inmensa que conlleva. Es como el culmen de todas las fiestas.

-¿Y alguna fiesta más que le llame la atención?

-Otra fiesta para mí importantísima, no digo la más importante, es la del Sukkot, la fiesta de las tiendas, que es menos conocida para nosotros. No ha pasado a la liturgia cristiana como fiesta, no celebramos una fiesta de las tiendas pero es importante para ver como Jesucristo la cumple en la Encarnación. En el Sukkot se celebraba la peregrinación de Israel en el desierto, un tiempo durísimo pero de noviazgo de Dios con el pueblo que vivía en tiendas, pero que muestra que Dios ya en el Antiguo Testamento moraba con el pueblo. En el inicio del Evangelio de Juan (1,14) dice: “El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Pero el verbo griego es “moró”  entre nosotros, puso su tienda en nosotros, no en medio, sino en nosotros.

Ahora en Jesucristo se da la plenitud de la morada divina. Se puede ver bien como hay una progresión en la historia de la salvación. Y muchos elementos de la fiesta de Sukkot han pasado, tal y como decía el cardenal Jean Danielou, muy probablemente al Bautismo. La importancia de la túnica blanca, los ritos del agua, de la luz…

-¿Alguna más?

Hay otra celebración judía, no es una fiesta como tal, que es el Yom Kippur, fundamental para entender la Carta a los Hebreos. Todo el texto está fundado sobre el día del Yom Kippur. La Palabra dice que los cristianos vivimos cada día el Yom Kippur pues como el sumo sacerdote entraba en el Sanctasanctórum y daba la expiación de los pecados dice la carta a los Hebreos que Jesucristo hizo esto una vez para siempre entrando en el santo de los santos en el cielo y dándonos una redención eterna, total. Hoy tenemos por pura gracia de Jesucristo una autopista al cielo. Y hoy tenemos un acceso al santo de los santos. Esto se entiende si comprendemos el día de la Expiación.

El padre Francesco Voltaggio, en Tierra Santa

– Con esta experiencia de llevar tantos años en Tierra Santa y ser testigo de todo lo que está contando, ¿cómo percibe un cristiano estas celebraciones allí?

Hay que entender una cosa. En Tierra Santa a pesar de los conflictos sociales, religiosos y políticos tenemos una oportunidad única. En Israel en este caso son los únicos árabes en el mundo que hablan hebreo. Creo que los cristianos árabes tienen un papel fundamental, son un puente. Tienen una misión fundamental, y no pueden renunciar a las raíces judías. Claro que para ellos es difícil, tienen heridas. Muchos no pueden desconectarlo de la realidad política pero cuando son bien formados e iniciados y ven que no es algo político sino esencial se ponen muy contentos. Esa es nuestra experiencia. Desde ese momento quieren saber y profundizar en las raíces judías.

Después hay otro elemento muy importante y poco conocido. El ambiente semítico, el ambiente árabe, ayuda mucho a entender la Sagrada Escritura porque han conservado muchas tradiciones familiares, de clan y sociales muy parecidas a las de los judíos, algunas veces más antiguas.

El tercer aspecto a tener en cuenta son los lugares comunes. Los judíos y los árabes en Tierra Santa, también los cristianos evidentemente, tenemos los Santos Lugares, algo que nos une a todos. Un ejemplo es la tumba de los Patriarcas en Hebrón. Hay muchísimos lugares. No se puede renunciar a un encuentro, si no hay un encuentro entre cristianos y judíos, y también musulmanes, la única solución es el odio recíproco. No podemos permitir esto. Tenemos muchos desafíos como creyentes.

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-También presenta un nuevo libro, una continuación al primer volumen sobre las fiestas judías y que se titula Espera, Adviento, Navidad del Mesías. ¿Qué ofrecen sus páginas?

En este segundo volumen está dedicado a la espera y la preparación y nacimiento del Mesias en Belén. Es decir, la primera parte de la vida de Cristo. Quiero mostrar al lector los lugares santos, los textos, el ambiente, el trasfondo y las tradiciones. Todo lo que ha significado el humus vitale en el que ha florecido nuestra salvación.

Se analizan los orígenes de Cristo, las tradiciones sobre el Mesías, qué esperaban los judíos en el tiempo de Jesús, qué Mesías esperaban que llegara… Esto es importante para ver también la novedad que trae Jesucristo. Luego profundiza sobre algunos lugares santos como Nazaret o Belén, los escenarios del nacimiento e infancia de Jesús, pero también de antes sobre cómo la Virgen María y San José vivieron y los problemas que tuvieron. Igualmente se habla de la fe que se vivía en el templo, la sinagoga y los hogares en los tiempos de Jesús.

He intentado dar fundamento científico pero de manera divulgativa, para todos. Puede ser útil para prepararse en Adviento para la Navidad, y tiene un lenguaje más catequético para entrar en este misterio de la Encarnación, también en su vida escondida. He intentado no sólo subrayar la historia de la salvación sino también la geografía de la salvación.

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