A los cristianos de Tierra Santa no sólo les daña el confinamiento del coronavirus por la falta de llegada de peregrinos, sino que les daña al bloquear también actividades que realizan en otros países cofradías y hermandades ligadas a la espiritualidad del país de Jesús, a menudo de inspiración franciscana.
Salamanca RTVE da un ejemplo de este perjuicio al entrevistar a José Manuel Ferreira Cunqueiro, hermano mayor de la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad. Esta hermandad de Salamanca, cercana a los franciscanos, custodios de los Santos Lugares, nació para ayudar a los cristianos de Tierra Santa, y las limitaciones por el coronavirus en España repercuten en su labor.
«Nuestra cofradía existe solo para ayudar a Tierra Santa. Si nosotros fallásemos en eso, nuestra cofradía no tendría ningún sentido. Este año vamos a enviar un 85% de las cuotas», explica.
La Hermandad cuenta con una revista digital. «Su primera página contiene el saludo del custodio de Tierra Santa, que es la autoridad franciscana más representativa. Lleva un artículo de fraile de Salamanca fray Enrique Bermejo que está en Tierra Santa. Luego de gente de la hermandad. Tenemos la suerte que tenemos poetas, escritores…».
«Luego hacemos el Vía Crucis franciscano, que es el mismo que se hace en Jerusalén todos los viernes del año. Lo hacemos aquí en el patio para no tener que entrar en la iglesia, porque es muy pequeña. El mismo día de la procesión, que es el Sábado de Pasión, a las diez de la noche, en el momento que salimos nosotros, que solo hemos podido salir dos años, rezan con nosotros más de mil mujeres franciscanas de toda España«, añade.
Una Hermandad austera, que ahorra para Tierra Santa
«Esta hermandad está diseñada con la mayor austeridad y humildad, no llevamos nada que nos cueste dinero, porque se trata de ahorrar para enviar a Tierra Santa», insiste.
«Tenemos prácticamente cobradas todas las cuotas de la hermandad. Eso es un privilegio para como están las cosas hoy en día. Digo esto porque vamos a destinar a Tierra Santa las cuotas, más el dinero que nos ha dado la gente particular. Las necesidades en Tierra Santa son impresionantes porque no hay peregrinaciones. Los conventos y los Lugares Santos están cerrados. Los cristianos que nada más viven de eso lo están pasando mal, porque viven de esa ayuda. Si no, tendrán que abandonar esa tierra y sería triste», detalla Ferreira.
«Para nosotros lo más triste es la peregrinación, porque con ella sacábamos de donativos por lo menos 3.000 euros que enviábamos«, añade.
Pese a las dificultades, y sin poder sacar las 3 tallas titulares a la calle, Ferreira insiste: «La Semana Santa no se suspende. Precisamente por suspenderse las procesiones, este año tenemos que vivir la Semana Santa con mucha más fuerza, participando en todo lo que podamos y dando fuerza a lo que significa para un cristiano el hecho de lo que significa la Pascua».