Está claro que los acontecimientos que están teniendo lugar estos días en Tierra Santa son de una gravedad muy superior a las conocidas anteriormente como intifadas, o a una lluvia de misiles «convencional» entre palestinos e israelíes. La guerra declarada no solo está dejando numerosos muertos sino, también, el cierre casi total del país a los extranjeros y peregrinos. Sin embargo, todavía queda espacio para la esperanza.
Si bien es cierto que tanto la zona de Gaza -donde el Ejército israelí ha anunciado que entrará militarmente para recuperar a los secuestrados por Hamás, tras la fiesta de Sucot- y el norte, colindante con el Líbano, se encuentran en una situación muy tensa, el resto de Tierra Santa -Jerusalén o Galilea- atraviesan una cierta calma.
Un lugar para la esperanza
Yael Tarasiuk, impulsora del Camino de Jerusalén, del que habló en su día Fundación Tierra Santa, confiesa al diario ABC que tiene treinta grupos de WhatsApp con amigos y conocidos llenos de ofrecimientos de ayuda: comida, casas para alojar a los evacuados. «Es la única luz en esta oscuridad. Hace mucho tiempo que no me sentía tan orgullosa de mis amigos, de mis compatriotas», comenta.
Yael dice que ha hecho cuatro veces el Camino de Jerusalén, seis días y 112 kilómetros, la ruta que quiere convertir en una referencia para los peregrinos de todo el mundo. En febrero, si Dios quiere, está programada la quinta expedición, esta vez con un grupo de profesores universitarios, entre ellos arqueólogos.
«Ese camino -opina- puede ser una cura para el trauma. Hay que hacer otras cosas además de ver las noticias. No podemos estar eternamente de bajón. Será una oportunidad para que los turistas vuelvan y vean cómo somos los israelíes. Si no conservamos el optimismo, no tenemos nada».
El turismo es muy importante en Israel y en otros países de la zona. En 2019, el mejor año del sector en Israel, antes de la pandemia, recibió 4,5 millones de visitantes. En 2023, hasta agosto, ya se habían contabilizado 2,6 millones, entre ellos 58.600 españoles. Un sector que en Israel representó el 2,6 del PIB en 2019 y el 3,8% del empleo total, según la OCDE.
El organismo Parques Nacionales de Israel vendió en 2019 trece millones de entradas, un tercio a turistas extranjeros. Estos días, su director, Iosi Bordowicz, apenas se separa de sus hijos en su casa de Petaj Tikwa (Puertas de Esperanza). «Es un desastre económico, mucha gente tendrá que irse a casa con vacaciones forzosas. Pero la guerra terminará y, cuando terminemos de contar los muertos, el turismo volverá y renacerá», afirma a ABC.
Dolores Pérez Frías es directora de la Oficina Nacional Israelí de Turismo desde 2008, recibió en las primeras horas del ataque 146 mensajes, casi todos de solidaridad. Sabe que mientras no vuelva la conectividad aérea y se anule la recomendación de no viajar de los gobiernos nada se podrá hacer. Mientras tanto, las agencias han cancelado sus rutas, entre ellas las especializadas en peregrinaciones.
Jordania, donde el turismo significa el 13% del PIB, no es ajeno al conflicto. En 2023, Turismo de Jordania manejaba cifras de entre el 40 y el 120% de mejora de visitantes españoles respecto al mismo mes del año anterior. Agosto, +45%; julio, +59%; junio, +65%; mayo, +120%. Hasta agosto Jordania había recibido a 43.000 turistas españoles.
Puedes conocer aquí lo que le dijo el Papa personalmente al párroco de Gaza.
Está claro que ante la dificultad de visitar Tierra Santa en estos momentos todavía se pueden hacer muchas cosas. Desde confiar en que el conflicto se desescale, hasta ayudar económicamente a los cristianos locales, tan necesitados hoy, o seguir las peregrinaciones virtuales por Israel o Egipto, de las que ya hablamos en este medio, del sacerdote mexicano Juan Solana.
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